La exposición antológica sobre la obra de Janet Toro se puede visitar hasta el 7 de septiembre. Se ubica en el ala sur del primer piso del icónico Museo de la capital chilena.
El arte latinoamericano vive un nuevo episodio de controversia y de debate sobre la libertad de expresión y los límites de la creación artística. La actual muestra retrospectiva de Janet Toro en el Museo Nacional de Bellas Artes se volvió un objeto de polémica y desató la violencia y el intento de censura por parte de muchas personas, entre ellos políticos. La institución con sede en Santiago emitió un comunicado afirmando su compromiso con la cultura democrática.
Una muestra especial
El Museo Nacional de Bellas Artes de Chile inauguró el pasado 16 de mayo una exposición individual de Janet Toro. Se trata de una retrospectiva que recorre las últimas 4 décadas de la producción de la artista.
Es una exhibición antológica que comprende cuadros, objetos varios, instalaciones y registros de performances. Todas las obras dan cuenta del estilo de la autora, del componente político que presenta su obra y de algunas de las temáticas más recurrentes. Es decir, la violencia del sistema capitalista, de las instituciones estatales y del patriarcado, entre otras.
La exposición trascendió en primer lugar por la relevancia de la propia artista. Janet Toro es una de las figuras más destacadas del arte latinoamericano contemporáneo. Pero a poco de su inauguración alcanzó un estatus masivo debido a la polémica que se desató en torno a una obra en particular.
Las claves de la polémica
Guillermo Garat explica que el conflicto se presentó en torno a una serie de fotos que registran una performance que Toro realizó en 2019. La obra se llama “La bandera en tiempos de la indignación” y fue realizada en el marco del estallido social del 2019.
La performance consistió en una intervención que Janet hizo de la bandera chilena. Líderes y políticos conservadores juzgan la acción como inmoral. Lo consideran un ataque a los símbolos patrios, una falta de respeto que se acentúa por su actual exhibición en el Museo de Bellas Artes.
Pero lo que comenzó como una serie de críticas y discursos por parte de funcionarios públicos, pronto se extendió al ámbito de las redes sociales. Allí comenzaron a circular amenazas, insultos, convocatorias para boicotear la exhibición y otros gestos de violencia. La mayoría de ellos destinados a la propia Janet, y algunos también a Varinia Brodsky Zimmermann, la directora del Museo.
Apoyos y declaraciones
El asunto adquirió carácter público y masivo. De la misma manera en que florecieron los ataques y las amenazas, muchas personas salieron a manifestar su apoyo a la artista y al museo.
Cecilia Fajardo-Hill, la curadora de la exposición, recordó las circunstancias sociales en que se produjo la performance en cuestión, remarcando así que toda obra de arte debe ser vista en función de su contexto. También manifestó que Chile cuenta con una amplia tradición de artistas que hicieron y hacen un uso crítico de los símbolos patrios.
El Museo de Bellas Artes emitió una declaración en la que comunica su compromiso con la cultura democrática, con la tolerancia, la diversidad y la inclusión. Varinia Brodsky, por su parte, agregó que una de las funciones del arte es estimular la reflexión en materia de sociedad y política.
Janet Toro se pronunció a través de un comunicado. La artista nacida en 1963 explicó qué fue lo que la llevó a desarrollar su performance. Y apeló a la libertad de expresión como derecho inalienable no solo de todo artista, sino de cada ser humano.
Guillermo Garat y la importancia del debate
Todo intento de censura es repudiable. Toda restricción a la libertad de expresión implica una amenaza a los derechos de las personas y a la democracia misma. Lo mismo aplica para los diversos tipos de violencia.
Dejando esto de lado, Guillermo Garat destaca algo que queda en segundo plano y que a su consideración es vital para el desarrollo del arte. El especialista se refiere al debate sobre los límites. Desprovisto de la censura y de la violencia, es algo que resulta enriquecedor para el sistema del arte, para los espectadores y para el desarrollo del pensamiento crítico.