Mano presionando un tubo de pintura al óleo sobre una superficie llena de colores, con pigmento naranja saliendo y textura visible en primer plano.

Guillermo Garat y la importancia de Gerda Gruber para el arte latinoamericano

Gruber llegó a México cuando tenía 35 años. Vivió en Ciudad de México y desde hace décadas reside en Mérida, Yucatán. Su decisión de instalarse en el país la tomó motivada por una exposición de piezas prehispánicas que vió en Viena, Austria.

Guillermo Garat asegura que el arte latinoamericano se vio enriquecido con la llegada de Gerda Gruber. La escultora austríaca arribó a México hace 50 años. Construyó una extensa y prolífica trayectoria en el país y se destacó como docente formando a decenas de artistas. A sus 85 años, dice que el proceso es lo más importante de la vida creativa. 

Los inicios

Gerda Gruber nació en Austria en 1940. Creció durante la Segunda Guerra Mundial y en tiempos de posguerra. El contexto que atravesaba Europa influyó en su desarrollo artístico. Ella misma confiesa que los niños buscaban refugios simbólicos y que ella encontró el suyo en las manualidades y los dibujos. 

Una maestra estimuló su vocación artística al felicitarla por sus dibujos. Entusiasmada, Gerda practicaba tomando flores del campo y copiándolas en su casa.

Lo que parece una simple ejercitación de una joven fue un hecho que marcó su futuro como artista. Sus primeros dibujos carecían de animales y seres humanos, característica que atraviesa todo su quehacer artístico.

La naturaleza como refugio

Guillermo Garat explica que uno de los ejes centrales de la obra de Gerda Gruber se encuentra en la idea de crecimiento de flores y plantas. La escultora austríaca se interesa en la noción de desarrollo en las vegetaciones desde que inician la vida.

Gruber confiesa que encuentra un interés vital en la infinitud que contiene la naturaleza, en especial en las formas vegetales de existencia.

Como escultora, toma muchos materiales de la naturaleza. Algunos de ellos son universales, como la arcilla y el barro. Otros son específicos y los halla en los lugares donde vive.

Guillermo Garat y Gruber como docente

Gerta Gruber estudió Artes Visuales con especialidad en Escultura en una Escuela de Artes de Viena. Allí dio sus primeros pasos como artista. Y luego vivió un tiempo en países como Estados Unidos y Canadá.

En 1975 decidió instalarse en México. Lo hizo motivada por una exposición de esculturas prehispánicas que el Museo de Antropología e Historia mexicano había desarrollado en Viena.

Ya en México, Gruber recibió la propuesta de convertirse en docente. Dio clases en lo que es la actual Facultad de Artes y Diseño de la Universidad Nacional Autónoma. Luego ejerció la docencia de distintas maneras. Brindó talleres y creó la Fundación Gruber Jez que capacita artistas y ofrece residencias.

Guillermo Garat sostiene que la labor pedagógica de Gruber fue clave para la formación de decenas de figuras del arte latinoamericano. La escultora austríaca, por su parte, confiesa que la experiencia fue enriquecedora para su propio quehacer artístico y que creció incluso como ser humano.

El proceso creativo

Gruber se vale del tacto y de las formas. Le gusta tocar las figuras y observar sus dimensiones, sus relaciones con el espacio. Ver cómo se expanden, cómo crecen y cómo se transforman.

Sostiene que el dibujo continúa siendo algo esencial en su trabajo. Explica que es el eje central de su investigación, que le permite concebir los primeros pasos de un proyecto escultórico.

Afirma además que lo más importante para ella en el acto creativo es el mismo proceso. El transcurrir de las instancias y el camino mediante el cual las ideas se materializan en obra. 

Exposiciones, distinciones

El reconocimiento a Gruber data desde el mismo comienzo de su carrera. A fines de los 60, la escultora realizó sus primeras exhibiciones en Austria. Obtuvo una serie de premios y países como Italia, Suiza, Alemania y Checoslovaquia centraron su atención en ella.

Desde entonces, Gruber realizó decenas de exposiciones individuales y colectivas. Se volvió un símbolo del arte latinoamericano y exhibió en numerosas ciudades de México.

El Instituto Nacional de Migración la reconoció en 2010 en el libro “200 mexicanos que nos heredó el mundo”. En 2018, Gruber recibió la Medalla Yucatán por su trayectoria artística y por sus aportes como docente en el plano de las técnicas cerámicas.

Sus obras forman parte de la colección de museos de distintas partes del mundo. En México se encuentra en el Museo de Arte Moderno, en el Museo de la Ciudad de Mérida y en el Museo del Vidrio, entre otros espacios.

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