Las claves de Casa Wabi a 10 años de su nacimiento

Bosco Sodi creó Casa Wabi inspirado en la filosofía y estética japonesa del Wabi-Sabi. Algunas de sus claves se encuentran en la belleza de lo simple, la armonía de lo imperfecto y la impermanencia de las cosas. 

Casa Wabi es uno de los espacios más singulares del arte latinoamericano. Fue creado por el artista mexicano Bosco Sodi y en este 2024 celebró su primera década de existencia. Tiene sedes en Puerto Escondido, Ciudad de México y Tokio. Su propuesta comprende residencias a artistas, exhibiciones de primer nivel, talleres y otras actividades. El vínculo con las comunidades locales es uno de sus grandes ejes. 

Los comienzos

La Fundación Casa Wabi se presenta como una organización civil sin fines de lucro que busca generar puentes entre el arte contemporáneo y las comunidades locales de sus 3 sedes: Puerto Escondido, Ciudad de México y Tokio, Japón.

Su nombre refleja la inspiración en la filosofía japonesa del Wabi-Sabi. Se trata de una búsqueda estética que destaca la belleza de lo simple, la armonía de lo imperfecto y el carácter impermanente de las cosas.

Es una iniciativa del artista mexicano Bosco Sodi. La sede principal de la Fundación se encuentra en Puerto Escondido, Oaxaca, y fue diseñada por el arquitecto japonés Tadao Ando, cuya obra se encuentra alineada con los valores del Wabi-Sabi.

También se destacan las intervenciones de arquitectos como Alberto Kalach, Kengo Kuma, Álvaro Siza y Bernardo Quinzaños. Los aportes responden a las propuestas de cada profesional y, al mismo tiempo, al mencionado modelo filosófico japonés.

El poder transformador del arte

Casa Wabi apuesta por el desarrollo social a través del arte y lo hace mediante un programa que comprende residencias a artistas, exhibiciones de primer nivel, y actividades para la comunidad local como talleres, proyecciones cinematográficas y una biblioteca móvil.

En 10 años de actividades, la Casa brindó residencia a más de 400 artistas. Y organizó unas 10 exposiciones de nivel internacional. Las propuestas son diversas, pero todas parten del mismo eje: la promoción de la cultura comunitaria y la conciencia social.  

Bosco Sodi, el fundador, cree en el poder transformador del arte. En declaraciones recientes, manifestó que el arte es clave para que las personas se conozcan a sí mismas, para que entiendan a otros seres humanos, y para que comprendan su vínculo con la realidad, con la naturaleza y el universo.

La visión del fundador

El artista mexicano nacido en 1970 revela que Casa Wabi nació a partir de su propia experiencia como artista, de saber lo difícil que es desenvolverse en el ámbito y poder vivir de la actividad.

Confiesa que eligió Puerto Escondido como sede principal debido a que su abuelo es de Oaxaca, lo que lo llevó a tener un vínculo cercano, íntimo y especial con el lugar desde muy pequeño.

Para Sodi, impulsar el desarrollo social a través del arte en la comunidad es una manera de devolver a Puerto Escondido algo de lo que el lugar le dio a lo largo de su vida.

Su propuesta parte de la creación de puentes entre la comunidad local y los artistas residentes. Sin embargo, el vínculo no es unidireccional: la idea es que el intercambio sea recíproco, y que los propios artistas puedan aprender de los habitantes de la región.

Bosco Sodi y el Wabi-Sabi

El artista contemporáneo mexicano confiesa que su interés por el budismo zen surgió cuando tenía 14 años. Y que luego descubrió la filosofía y estética Wabi-Sabi, con la que considera que tiene mucho en común.

Antes de dar origen a una Fundación y a una Casa que ofrece residencias y diversas actividades, el Wabi-Sabi delineó la obra de Bosco Sodi. Sus pinturas, sus trabajos, evidencian la influencia de esta corriente oriental.

En lo que se refiere a la Casa, Bosco Sodi explica que la idea es que todos los asistentes sepan que van a un lugar abierto y configurado para la sorpresa. Que acepta con gusto el devenir y el cambio. 

La actitud receptiva y la capacidad de adaptación son fundamentales para la experiencia. Y esto también es algo que se manifiesta de forma bidireccional: la residencia no se centra solo en los artistas plásticos, sino también en arquitectos, escritores, diseñadores y más.

A 10 años de su nacimiento, Casa Wabi continúa creciendo y lo hace con el desafío que implica el trabajo autosuficiente: el de conseguir los recursos necesarios para solventar una propuesta de estas características. 

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