Javier Aparicio concibe el arte como una herramienta de diálogo. Apuesta por el aprendizaje en el marco de comunidades y busca brindar posibilidades para los artistas jóvenes.
El arte latinoamericano y España se encuentran unidos por numerosos puentes. Uno de ellos es el que construyó Javier Aparicio, mexicano que vive en Madrid desde hace varios años. El gestor cultural creó “El Chico”, un podcast sobre arte que dio lugar a una galería que se diferencia de las tradicionales.
De México a España
Javier Aparicio nació en 1985 en Ciudad de México. Estudió filosofía mientras vivía en su país natal. También se formó como actor y residió en ciudades como Nueva York y Buenos Aires.
Carece de formación académica en el mundo del arte. Pero ya cuenta con una extensa trayectoria en el mismo. Su primer trabajo fue en el estudio de Máximo González, artista nacido en Argentina y que reside en México.
Aparicio se desempeñó en diversos roles del ámbito artístico profesional. Él mismo confiesa que nunca se sintió interesado en la idea de tener su propio espacio, su galería. Pero todo cambió cuando lanzó el podcast El Chico.
Javier Aparicio y su descripción de El Chico
El primer episodio del podcast data de enero de 2021. En el primer episodio, el gestor cultural mexicano charla con la artista Silvia Olabarría y con María López Díez, doctora en Historia del Arte.
Es un espacio creado para el diálogo con personalidades del mundo del arte y de la cultura. También es un proyecto que creció de forma considerable y que se expandió de manera impensada.
El Chico ahora también es una galería. Javier Aparicio lo describe como un espacio de experimentación y como la expresión física del podcast.
Se trata de un espacio de investigación que busca ayudar a los jóvenes artistas, tanto los autodidactas como los que egresan de una formación académica. El Chico pretende acompañar procesos y brindar una plataforma que genere oportunidades. Y los destinatarios son precisamente aquellas personas que carecen de las mismas por diversos motivos.
Un ejemplo para el arte latinoamericano
Guillermo Garat explica que El Chico se localiza en Madrid y que trabaja ante todo con su comunidad de artistas. Pero, para el especialista, los alcances son mucho mayores, por lo que considera al proyecto como un ejemplo para el arte latinoamericano y global.
Una de las claves se encuentra en los objetivos que se persiguen. Aparicio asegura que El Chico se diferencia de las galerías convencionales porque le da otra entidad a la cuestión económica.
Es una industria, hay que vender y los artistas y otros agentes del mundo del arte deben cobrar. Pero la venta dista de ser el principal objetivo de la galería. El Chico propone como centralidad el apoyo a jóvenes artistas y la formación educativa de las comunidades.
La importancia de la educación
Javier Aparicio sostiene que para entender el arte es necesario contar con educación. Y agrega que se refiere a todo tipo de educación, no solo a la académica.
Guillermo Garat coincide y explica que educarse es ir a una galería, hablar con artistas, abrirse a lo que quieren comunicar y demás. Agrega a su vez que la propuesta es para todas las personas, incluso para aquellas que quieran formarse como espectadores.
El podcaster mexicano también pone el foco en la educación académica. Opina que transformar desde la educación implica identificar debilidades en las instituciones formales y trabajar para mejorarlas.
Su visión del arte
Javier Aparicio recomienda a los artistas jóvenes que formen parte de sus comunidades. Pueden ser la de los institutos en los que estudian. Si son autodidactas, la comunidad se encuentra en otros artistas de la misma generación con los que haya una identificación.
Es un consejo que se alinea con la idea que tiene del arte. Para el mexicano, el arte es un disparador del diálogo. Un punto de encuentro y de vinculación, a veces entre diversas personas y a veces entre un individuo y su propia interioridad.
Explica que, para él, una exposición es exitosa por el impacto que tiene en la comunidad, en los artistas y en los espectadores. Los interrogantes y los diálogos que genera el arte se posicionan entonces por delante de lo que suceda con las ventas y lo comercial.