Ana Mendieta reconoció en una oportunidad que la cultura estadounidense era parte de ella y que su identidad también se encontraba atravesada por su herencia cubana. Su obra es famosa por la exploración de lenguajes y el uso de elementos de la naturaleza.
Ana Mendieta dejó una huella indeleble en la historia del arte latinoamericano y mundial. Artista polifacética, trascendió y se mantiene vigente por su potencial creador y la exploración de diversos lenguajes. También representa una influencia importante para las generaciones posteriores a ella. Falleció de forma trágica a los 36 años en circunstancias que nunca se aclararon del todo.
De Cuba a Estados Unidos
Ana Mendieta nació en La Habana, Cuba, el 18 de noviembre de 1948. Lo hizo en el marco de una familia de clase media: su madre era docente y su padre, un renombrado político que años más tarde sería opositor al gobierno revolucionario de Fidel Castro.
El posicionamiento político de la familia hizo que los padres de Ana la enviaran a ella y a su hermana a los Estados Unidos. Fue en el marco de una operación de contrabando que sacó a miles de niños de Cuba. Mendieta tenía 12 años y comenzó una peregrinación por distintos hogares. Pasaría 5 años sin ver a la madre y 18 sin reencontrarse con el padre.
Se refugió en el arte y estudió Bellas Artes en la Universidad de Iowa. Sin embargo, la separación de su Cuba natal dejó una marca indeleble en su vida. La cultura estadounidense se volvió parte de ella, pero nunca dejó de sentirse extraña en el país. Fue así como la cuestión de la identidad se transformó en uno de los pilares de su obra.
Su estilo
La identidad para Mendieta no solo fue una cuestión de nacionalidad, o al menos así se encargó de transmitirlo a través de su obra.
La artista cubana abordó una gran cantidad de aspectos constitutivos del Yo: sexualidad, religión, moralidad, etnia, raza, política y demás. Y lo hizo con una impronta provocativa, con un estilo que encaraba los límites para romperlos y traspasarlos.
Artista expansiva, desde el primer momento se dio a conocer por su estilo áspero y sincero hasta el paroxismo. Su interés por la violencia sufrida por las mujeres la convirtió a su vez en un ícono del feminismo.
También se volvió famosa por la utilización de elementos naturales como tierra, agua, fuego y madera. Tuvo un vínculo especial con la sangre, que es otra de las unidades más significativas de su obra.
Una obra sin igual
Durante sus tiempos como estudiante, Mendieta obtuvo una maestría en pintura. Sin embargo, su búsqueda la llevó a descubrir la necesidad de explorar otros lenguajes.
Fue una artista versátil. Se expresó a través de esculturas, fotografías y videos, entre otras cosas. Recurrió a su cuerpo como herramienta de comunicación y encontró en la performance una disciplina fértil y poderosa.
La colección Siluetas es de lo más representativo de su obra. Comprende unas 200 piezas que fueron creadas entre los años 70 y 80 y consiste en figuras esculpidas con elementos propios de la naturaleza.
Un misterio sin resolver
La vida de Ana llegó a su fin de forma trágica e inesperada. Fue el 8 de septiembre de 1985, cuando cayó desde la ventana de su hogar, en el piso 34 de Greenwich Village, Nueva York. Tenía 36 años.
Vivía junto a su esposo, el escultor y poeta estadounidense Carl Andre. Vecinos del lugar sostienen que habían estado discutiendo antes del fatídico desenlace. El artista fue enjuiciado y acusado de asesinato. Tiempo más tarde, fue exonerado por falta de evidencias.
A casi 40 años de los acontecimientos, la muerte de Mendieta permanece como un misterio sin resolver. Se desconoce si se trató de un suicidio, de un accidente o de un asesinato.
Lo que también se mantiene vigente es la figura de la artista. En vida no gozó del reconocimiento que merecía. Para muchos fue intrascendente, y prueba de esto se encuentra en que The New York Times le dedicó un obituario recién en 2018.
Pero el tiempo hizo lo suyo y la ubicó en el lugar correcto. Muestras retrospectivas como la del Whitney Museo de Arte Estadounidense en 2004 y la de la Galería Haywart de Londres en 2013 aportaron para que en la actualidad Ana Mendieta sea conocida como una de las artistas más destacadas de las últimas décadas.