En 2024, Mario Cader-Frech recibió el Premio al Coleccionista por parte de la Fundación ARCO. El salvadoreño confesó que lo sintió como un reconocimiento a sus labores y como un apoyo para seguir haciendo lo que hace.
Mario Cader-Frech ocupa en el arte latinoamericano un lugar sumamente destacado. Coleccionista, filántropo y gestor cultural, trabaja en la difusión y la promoción del arte centroamericano contemporáneo. Uno de sus mayores logros profesionales es la creación del Instituto Cader de Arte Centroamericano, espacio impulsado en colaboración con la Fundación Museo Reina Sofía.
De El Salvador a los Estados Unidos
Mario Cader-Frech nació en El Salvador en 1964. Se considera a sí mismo como uno de los “niños de la Guerra Civil”. Confiesa que creció en una época muy violenta e insegura, viviendo de cerca los efectos de la violencia en las calles.
De adolescente se fue a vivir a los Estados Unidos. Estudió Comunicación y Marketing y comenzó una carrera profesional en el ámbito de las comunicaciones y las Relaciones Públicas.
Cuando cursaba una maestría en Washington DC, compartía su casa con 2 personas, una de las cuales era artista. Mario sostiene que sentía fascinación por ver de cerca la vida personal de un artista, su proceso creativo. Y afirma que fue entonces cuando comenzó su carrera como coleccionista.
Su estilo como coleccionista
Cader-Frech adquirió sus primeras obras en los Estados Unidos. Como coleccionista principiante, se enfocaba en artistas que vivían y trabajaban en el arte en Manhattan. Otro requisito era que las figuras debían estar inscriptas en algún movimiento social del momento. Y él también tenía que sentirse involucrado en las temáticas abordadas en las obras.
Todo cambió para él cuando le comentaron lo que estaba ocurriendo en El Salvador. Su primera gran conexión con el arte salvadoreño se dio a través de Grupo ADOBE. El colectivo estaba formado por Simón Vega, Walterio Iraheta, Ronald Morán, Verónica Vides, Carmen Elena Trigueros y José David Herrera.
Guillermo Garat explica que son de los primeros artistas conceptuales de El Salvador. Y agrega que todos abordaban entonces temáticas de la posguerra.
Mario, que ya estaba instalado en Estados Unidos, se informó mediante estos artistas de las consecuencias de la Guerra Civil. También observó de cerca la escena local. Entonces comenzó a comprar obras para apoyar a los creadores y para visibilizar la producción de su país natal.
Coleccionismo y filantropía
Influenciado por Patricia Phelps de Cisneros, a quien considera una figura fundamental en su vida, Mario Cader-Frech se convirtió en coleccionista y filántropo. Su objetivo siempre fue el de visibilizar, apoyar e impulsar el arte contemporáneo de Centroamérica.
Comenzó con el Museo de Arte Contemporáneo de El Salvador. Impulsó la exhibición de artistas locales e internacionales. También gestionó la visita de curadores, directores de museos, críticos y medios de comunicación.
Cader-Frech generó diálogos y estableció contactos con destacados espacios culturales del mundo, entre ellos el Centro Pompidou y el Museo de Arte Moderno de Nueva York. Y así fue como también llegó al Museo Reina Sofía de España.
Representación escasa
Guillermo Garat asegura que la realidad del arte latinoamericano es compleja. Dice que presenta diversas caras en función de las distintas circunstancias económicas, políticas y sociales de los países.
Mario Cader-Frech se encontró con una escasa representación del arte centroamericano en el Reina Sofía. De por sí, el acervo cuenta con pocas obras de arte latinoamericano, apenas 2627.
Solo 144 de esas piezas corresponden a artistas centroamericanos. Es un 5,48% del total. Y la gran mayoría de esas obras son de los años 70 y anteriores. Es decir que prácticamente no hay presencia de artistas contemporáneos de la posguerra civil.
Instituto Cader de Arte Centroamericano
El coleccionista y filántropo invitó a los directivos del Museo Reina Sofía a que visiten Centroamérica. En 2020, la institución española sumó 70 nuevas piezas a su acervo, todas de arte centroamericano contemporáneo.
De la colaboración también nació el Instituto Cader de Arte Centroamericano. El proyecto busca impulsar el arte de la región a partir de la visibilización de artistas y obras, de la investigación, el estudio y el fomento del pensamiento crítico.
El Instituto fue presentado en febrero de este año y es una pieza fundamental para ampliar los horizontes de Cader-Frech, quien persiste en su objetivo de visibilizar y proyectar el arte centroamericano en el mundo entero.