Luana Fischer asegura que la fotografía es un tipo de arte. Dice que la cámara es el instrumento del fotógrafo de la misma manera en que un pincel lo es para un pintor.
Luana Fischer es una de las fotógrafas más destacadas del arte latinoamericano. Es docente, es conocida por sus retratos editoriales y también tiene una amplia trayectoria como artista visual. Sostiene que la fotografía ha sido menospreciada durante mucho tiempo como expresión artística. E indica que la práctica es una forma más de arte y creatividad.
La artista del retrato
Luana Fischer nació en Brasil y vive desde hace casi 20 años en España. Comenzó su carrera académica estudiando periodismo en San Pablo, en su país natal. Luego realizó distintos masters. Uno de ellos, el de “Arte, literatura y cultura contemporánea”, en la Universidad de Catalunya, en Barcelona.
En su visita a Arte en Diálogo, el podcast que conduce Lorena Pérez-Jácome, compartió que también cursa un doctorado en Bellas Artes en la Universidad de Castilla de la Mancha, en Cuenca. Su actual tema de estudio es el retrato fotográfico, género en el que se especializa.
En el plano profesional, es conocida ante todo por sus retratos editoriales. Pero Luana Fischer también aborda el género desde su vocación artística.
Tanto en su doctorado como en proyectos como “Resiliencia”, Fischer trabaja con mujeres que presentan algún tipo de discapacidad intelectual. A partir de casos individuales, se cuestiona por qué hay partes de la población que se pueden retratar con dignidad, mientras que otras son invisibilizadas o estigmatizadas por miradas sesgadas o estereotipadas.
Sus principales intereses
El trabajo de la fotógrafa brasileña es resultado de una combinación de sus muchos intereses. Algunos de ellos son la historia, los ciclos de la naturaleza, los paisajes naturales y el cuerpo humano, tanto el propio como el de otros.
Guillermo Garat expresa que esta combinación se encuentra presente en gran parte de los ensayos que la autora realizó hasta el momento. Agrega además que Luana tiene una capacidad especial para abordar las historias pequeñas, las más personales e inmediatas.
Fischer reconoce que le interesa la psicología de aquellas personas que retrata. Pero indica que lo más importante para ella es poder convivir, pasar tiempo y conocer en profundidad a sus retratadas.
El acto de involucrarse (con personas, con paisajes, con objetos) es fundamental para su quehacer profesional y artístico. Sentirse dentro de un contexto es clave para ella ya que la pone en movimiento.
El arte de la fotografía
Guillermo Garat enumera una serie de características que ponen en evidencia lo que la fotografía tiene de expresión artística. El especialista se refiere a la presencia de ideas, la búsqueda de sentido y la definición de conceptos.
Luana Fischer asegura que la fotografía ha sido menospreciada durante mucho tiempo como hecho artístico. Dice que se la vincula con lo documental, pero que tiene que ser considerada además como una forma más de creatividad, de expresión.
También explica que el proceso fotográfico trasciende el uso de una cámara y los mecanismos ópticos, químicos y digitales. En su opinión, todo nace de un proceso de investigación y pensamiento.
La fotógrafa brasilera sostiene que detrás de la cámara hay un cuerpo humano. Una persona que crea a partir de un instrumento y que se inscribe en el campo de las artes visuales.
Consejos para fotógrafos
Fischer cuenta además con una extensa y sólida trayectoria como docente. Una de sus premisas como profesional es que sacar fotos es fácil, pero ser un fotógrafo es algo mucho más complejo.
Reconoce que lo más difícil de enseñar trasciende las cuestiones técnicas. Dice que tiene que ver con lograr que los alumnos comprendan que hay que pensar mucho antes de “hacer el clic”. Y que este proceso implica investigación y búsqueda interna.
En tiempos digitales y de estilos de vida apresurados, Luana invita a usar cámaras analógicas para aprender la disciplina. La clave se encuentra en desautomatizar el proceso. Carecer de una imagen inmediata (la que brindan las cámaras digitales) ayuda a tomar consciencia de todas las decisiones que se deben tomar antes de capturar una foto.
Es además una invitación a detenerse. A hacer las cosas con más lentitud, con una pausa que también es clave para el diálogo interno del propio artista.