Antes de su muerte – Arte latinoamericano: esta es la última obra de Diego Rivera

El artista mexicano fue una de los más influyentes de su época, con obras y murales que marcaron la vida cultural del país  y de la región. En este contexto, analizamos su última obra en vida. 

Diego Rivera, pintor y artista mexicano, es una referencia para quienes practican el arte en el día a día. Por eso, en esta nota te contamos cuál es la última obra de Diego Rivera y en qué se basó para realizarla. 

Rivera, conocido también por su extensa e intensa relación con Frida Kahlo, nació en Guanajuato (1886) y falleció en la Ciudad de México, en el año 1957. Junto con David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco, conforman la tríada de los máximos exponentes del muralismo mexicano. 

En el ambiente del arte, el muralismo es definido como un movimiento artístico iniciado en México a principios del siglo XX. Fue creado por un grupo de artistas intelectuales luego de la Revolución Mexicana. 

El desarrollo de este movimiento tuvo como objetivo la construcción de una nueva identidad nacional. Este grupo expresó las ideas ligadas al socialismo a través del arte, donde también se encontraban otro tipo de artistas como artesanos, talladores de madera y tejedores textiles. 

Por este motivo, hace muchas décadas que México tiene una tradición de pintar murales. El primer muralista mexicano en utilizar temas filosóficos, políticos y sociales en sus obras fue Juan Cordero. Luego, años más tarde, aparecería el nombre de Diego Rivera. 

Arte latinoamerciano: la historia de Diego Rivera

Fue formado en la escuela de Bellas Artes de San Carlos de la capital mexicana. Durante más de 15 años, estudió en diversos países de Europa como España, Francia e Italia. Allí aprendió de diversos artistas y pintores, y se nutrió de las técnicas de vanguardia pertenecientes al viejo continente. 

Rivera volvió de tierras italianas hacia la Ciudad de México en el año 1927, luego de abandonar el academicismo. En ese momento, se dedicó a estudiar en profundidad las obras primitivas del arte azteca y del arte maya. 

Dichas técnicas, propias de los orígenes de México y del continente americano, influirían después en la transformación de Rivera como pintor y muralista. Fundó, además, el sindicato de pintores, del que luego surgiría el movimiento muralista mexicano. 

Por su reconocido éxito a través de sus obras y su influencia en el arte latinoamericano, Rivera, Rivera recibió numerosos encargos del Gobierno para realizar grandes murales que pasaron a formar parte de la arquitectura urbana de la ciudad y el país. 

Arte latinoamericano: la última obra de Diego Rivera

El último mural realizado por Diego Rivera fue Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central. Tiene un peso de treinta y cinco toneladas y fue ocultado durante 8 años debido a la polémica frase que contiene en el medio de la obra: “Dios no existe”. 

El mural fue un encargo por parte del Hotel del Prado y fue ubicado en la Avenida Juárez, frente a la Alameda Central. La temática plantea un paseo de cuatro siglos relacionados a la historia de México y, una vez más, se pueden divisar los componentes históricos y sociales en la manifestación de Rivera. 

La relación entre Frida Kahlo y Diego Rivera que marcó el arte latinoamericano

Tras varias separaciones, en 1922 Diego Rivera vuelva a México por decisión propia y, casualmente, realiza una primera conexión con Frida Kahlo. El pintor, que realizaba un mural en la Escuela Nacional Preparatoria, fue abordado por la artista mexicana, quien pretendía que Rivera analice y brinde una devolución de sus trabajos. 

En 1927, luego de unos años de noviazgo, contrajeron matrimonio. En ese momento, comenzaron las idas y las vueltas que marcarían una historia de amor, caos y separaciones en la pareja de artistas. 

Él con 43 y ella con 22, Kahlo y Rivera llevaron adelante una pareja marcada a fuego por el arte, la cultura y la fama a través de sus obras. Su historia trascendería no sólo por sus trabajos, sino también por su vínculo que quedaría en los libros de la historia mexicana. 

La catarata de problemas en la pareja fue, sin embargo, ineludible. En 1935, Kahlo descubrió infidelidades por parte de Rivera, quien transitaba un amorío en secreto con su hermana, Cristina Kahlo. 

El vínculo oculto entre su esposo y su hermana hizo que la pintora mexicana entre en un cuadro de depresión severo. A raíz del episodio de infidelidad y el deterioro de la salud de Frida, se desató un intenso conflicto familiar.

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