Marta Minujín presentó su flamante libro en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires. Durante el evento, enfatizó algo que menciona en sus escritos, la recomendación para los artistas jóvenes a aventurarse por fuera de la zona de confort.
Guillermo Garat proclama que el nuevo libro de Marta Minujín es una lectura imprescindible para el mundo del arte latinoamericano. Se trata de “Mis años en New York”, publicación que recorre uno de los períodos fundamentales de su trayectoria. La artista argentina recuerda todos los obstáculos que tuvo que pasar. También lo inspiradora que le resultó la ciudad estadounidense y el vínculo con figuras como Andy Warhol.
Un proyecto personal
Marta Minujín continúa haciendo un repaso de su trayectoria y de sus inicios como artista a través de la publicación de sus escritos personales. Tras la salida en 2018 de “Tres inviernos en París, Diarios íntimos (1961-1964)”, la artista argentina acaba de editar “Mis años en New York”, la continuación.
El flamante libro recorre uno de los períodos más singulares y prolíficos de su carrera. Los escritos abordan la década que la argentina vivió en la ciudad estadounidense, entre 1965 y 1974.
Minujín llegó a Nueva York luego de obtener el Premio Di Tella. La artista recuerda que los comienzos en la ciudad no fueron fáciles. Venía de París, donde todo le resultaba más familiar. Además, por entonces no hablaba nada de inglés.
Una dedicatoria especial
Guillermo Garat considera que el nuevo libro de Minujín está dedicado a los jóvenes por varios motivos. Uno de ellos consiste en que recorre los años de trayectoria de Marta cuando ella tenía entre 22 y 31 años.
Los problemas que se reflejan en los escritos del libro son precisamente los de una artista joven. Se refieren a la necesidad de crear en el marco de una ciudad poco amigable para su forma de ser y en la que se habla un idioma desconocido.
Las dificultades económicas también ocupan un lugar importante. En la presentación oficial del libro, que tuvo lugar en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires en diciembre del año pasado, Marta afirmó que llegó a tener un éxito considerable en Nueva York sin poseer un solo centavo.
Salvador Dalí, Andy Warhol y el hippismo
Marta Minujín terminó enamorándose de Nueva York. Tal es así que hoy en día la considera como una de las ciudades de su vida, casi a la par de Buenos Aires.
Vivió experiencias memorables. Conoció a Salvador Dalí y a Andy Warhol. Con el ícono del arte pop llegó a tener un vínculo de amistad y a compartir reuniones y fiestas.
En Nueva York también vivió lo que denomina como una de las cosas más fascinantes que le pasó a la humanidad. Se refiere al hippismo, fenómeno que destaca por el compromiso de las personas por abandonar toda forma de vida material y dedicarse de lleno al amor, al arte, a la creatividad libre.
Minujín afirma que los 60 fueron años innovadores en todo sentido, no solo en el arte plástico. Menciona la aparición de la música de rock como un hecho que cambió el mundo. Y como una fuerza que aún permanece, poniendo como prueba la vigencia de bandas como Los Beatles y Los Rolling Stones.
Guillermo Garat y los consejos para los jóvenes
“Mis años en New York” representa también un deseo que tiene Minujín para las nuevas generaciones, tanto de artistas visuales como en general.
Es un deseo y un consejo. Minujín invita a salir de la zona de confort. Recomienda a los artistas emergentes que se vayan a otro país, que vivan la experiencia de pasar unos años en Europa o en los Estados Unidos.
Que experimenten las dificultades que ella misma atravesó en Nueva York. Que visiten los museos icónicos, que habiten la incomodidad y se adentren en un arte extranjero.
Su recomendación se basa en la posibilidad de alcanzar nuevas potencias creativas que se encuentran fuera de la zona de confort. Marta afirma que afrontar las dificultades permiten a uno descubrirse en una capacidad de adaptabilidad desconocida.
Su mensaje busca incentivar un espíritu de aventura y curiosidad que resulta fructífero para el quehacer artístico. Revela además uno de sus pilares de su trayectoria, la idea de que lo material siempre debe estar supeditado a un ideal. La convicción de que las ideas jamás deben cambiarse o dejarse de lado por algo cómodo y seguro.