Renata Lucas, todo sobre su nueva exposición en la Pinacoteca de San Pablo

La exhibición más reciente de Renata Lucas se inauguró el 9 de noviembre del año pasado y se puede visitar hasta el 6 de abril inclusive. 

En la Pinacoteca de San Pablo se exhibe una de las muestras más singulares del arte latinoamericano actual. Se trata de “Domingo en el parque”, la nueva propuesta de la artista brasilera Renata Lucas. La exposición hace referencia a una famosa canción de Gilberto Gil y presenta obras conocidas y también inéditas de la autora.

Claves de su obra

Nació en San Pablo en 1971 y es una de las artistas visuales más resonantes de Brasil. Es licenciada y tiene una Maestría en Bellas Artes, títulos que obtuvo en la Universidad de Campinas. También realizó un doctorado en la Universidad de San Pablo. 

Aunque vive y trabaja en su ciudad natal, goza de un renombre a nivel internacional. Lucas acumula numerosas exposiciones individuales y colectivas, algunas de ellas en espacios icónicos como la Tate Modern de Londres, el Instituto de Arte Contemporáneo de Boston, la Bienal de Sidney y la Bienal de Venecia.

Su obra se basa en intervenciones temporales que son efectuadas en entornos ya existentes. Uno de sus objetivos principales consiste en generar preguntas acerca de cómo los espacios urbanos y las construcciones arquitectónicas influyen en el comportamiento social y de los individuos.

Su exposición actual

Renata Lucas está exhibiendo en la Pinacoteca de San Pablo su trabajo más reciente: “Domingo en el parque”. La instalación comprende obras suyas ya conocidas y otras inéditas, y todas dan cuenta de su búsqueda conceptual como artista.

Pollyana Quintella, la curadora de la exposición, explica que Renata desafía las estructuras que organizan aquello que se suele llamar “tejido social” o “tejido urbano”. Y la define como una artista que mide y desafía los límites de la organización social.

Como representante de la Pinacoteca, Quintella agrega que la exhibición de Renata le permite al espacio cultural abrirse a la ciudad y generar un diálogo con su centro histórico.

Domingo en el parque

Una de las claves de la exposición es que las obras que la componen se encuentran dispuestas en diversas salas de la Pinacoteca y también en el exterior del recinto. Y todas ellas están relacionadas entre sí de alguna manera.

En la fachada externa del edificio se lee “Mañana no hay feria”, frase que forma parte de la canción de Gilberto Gil que le da nombre a la muestra.

En la plaza frente al edificio Pina Estação, en Largo General Osório, se halla otra de las acciones exteriores. Allí se trazó y se cortó un círculo de un radio de 6,4 metros y luego se lo desplazó en sentido antihorario, quebrando el orden de continuidad del césped y la acera.

Esta acción tiene su continuidad en una de las salas internas. El público puede encontrar un círculo de similares características, con la diferencia de que la mitad se halla detrás de una pared. 

Al caminar sobre el medio círculo y empujar la pared, el suelo se desplaza y aparece la parte que permanecía oculta, fragmento que es una superficie de césped similar al que se encuentra en la plaza mencionada.

Desplazamientos, dispositivos, sonoridades

Otra de las obras comprende paneles expositivos que fueron convertidos en dispositivos móviles y que invitan a los espectadores a involucrarse. 

Las personas los pueden hacer girar. Con el movimiento, se activa un dispositivo musical: una bandeja de vinilo con el disco de Gilberto Gil que contiene la canción que le da nombre a la muestra.

La velocidad determina el sonido de la música. Si los dispositivos son girados con rapidez, la voz de Gilberto Gil y lo que canta se vuelven difíciles de reconocer.

Una exposición no convencional

La muestra contiene una de las obras más conocidas de la autora. Se trata de “Falla”, que consiste en una serie de láminas de madera unidas por bisagras que cubren el suelo de la sala. Los visitantes pueden manipularlas mediante manijas dando lugar a nuevas configuraciones del espacio.

Por último, “La perdida” invita a jugar al pool a los asistentes, con la particularidad de que las bolas no quedan en la mesa sino que se dirigen vía canales ocultos a otros sitios de la Pinacoteca.

Es otra de las propuestas con las que Renata Lucas pone en tensión la idea de límite y de contacto. Lo que debería estar afuera se encuentra dentro, y viceversa. El concepto se extrapola en el rol que se espera del público: en vez de estar fuera de las obras, como ocurriría en una exposición tradicional, se ubican dentro, siendo parte del mismo proceso creativo. 

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