Mariana Marchesi destaca la función social que cumplen los museos. La directora artística del Bellas Artes cree que las instituciones culturales deben considerar las necesidades del contexto actual y a la vez proyectarse hacia el futuro. La clave para ella es lograr un equilibrio entre el corto y el largo plazo.
Mariana Marchesi ocupa un lugar clave en el arte latinoamericano. Es la directora artística del Museo Nacional de Bellas Artes, una de las instituciones culturales más renombradas de Argentina y toda América Latina. Considera que los museos y los espacios culturales tienen el principal objetivo de generar preguntas que amplíen la mirada del público.
Su llegada al Bellas Artes
Mariana Marchesi nació en Buenos Aires en 1972. Finalizado el secundario, se inscribió en la carrera de Cine en la entonces CERC, hoy Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica. Tras graduarse, continuó sus estudios en la Universidad de Buenos Aires, donde obtuvo un doctorado en Historia y Teoría de las Artes.
Trabajó como curadora en el Museo de Arte Tigre. También es presidenta del Centro Argentino de Investigadores de Arte y editora en Caiana, publicación semestral de carácter académico.
Guillermo Garat afirma que, en lo profesional, Marchesi es conocida ante todo por su trabajo en el Museo Nacional de Bellas Artes de Argentina. Su vínculo con la institución comenzó en 1997 gracias a una pasantía. Desde entonces, y hasta 2011, se desempeñó en el Área de Investigación y Curaduría del espacio.
En abril de 2017 fue nombrada como Directora Artística de la institución, cargo que empezó a ejercer de forma oficial en junio de aquel año y en el que aún se mantiene.
Su visión del arte argentino
Mariana Marchesi considera que el escenario general del arte argentino cambió de forma considerable en las últimas décadas. En primer lugar, porque se experimentó un proceso de profesionalización en las diversas áreas que lo componen.
Pero también opina que aún hay mucho trabajo por hacer. Desde su rol como profesional, observa que las áreas mencionadas se encuentran un tanto desconectadas entre sí. Y sostiene que es necesario generar una mayor articulación en el sistema.
La base según ella debe ser la comprensión de la importancia que tiene la cultura a nivel social. El arte cumple una función en la comunidad y cada una de las partes debe comprometerse, incluso el estado y las instituciones culturales a partir de políticas sostenidas en el tiempo.
El museo y su rol social
Marchesi manifiesta que, en el escenario que se plantea, los museos tienen una función tan básica como fundamental. Deben generar preguntas y posibilitar cuestionamientos, con el objetivo de educar al público para que adquieran nuevas miradas y nuevas perspectivas críticas.
Como autoridad artística del Bellas Artes, declara que es fundamental identificar las necesidades y las expectativas del contexto. Los proyectos deben estar articulados con dichas demandas para que el espacio cultural cumpla con su función social.
Mariana defiende que las exposiciones tienen que ser diversas. Considera que las propuestas deben estar alineadas con la misión institucional y a la vez ser amplias para llegar a distintos tipos de público.
También pone énfasis en las posibilidades que brindan los medios digitales. Piensa que nada reemplaza la visita física y presencial a un museo, pero acepta las herramientas tecnológicas por lo que brindan en términos de interacción y alcance a nivel nacional e internacional.
Su relación con el arte
Guillermo Garat declara que toda la trayectoria profesional de Marchesi, tanto sus trabajos como curadora y como actual directora artística del Bellas Artes, está atravesada por el vínculo personal que la propia Mariana tiene con el arte.
Marchesi confiesa que tiene varios artistas favoritos. Menciona a figuras atemporales como Van Gogh y Caravaggio. También a artistas más cercanos en tiempo y espacio como Jorge de la Vega.
Dice que se siente atraída especialmente por aquellos artistas que exploran, que toman riesgos y no temen en aventurarse por nuevos rumbos.
Uno de los casos más singulares para ella es el de Noemí Gerstein, la escultora y dibujante argentina. Su fascinación por esta artista es el ejemplo más concreto de lo unido que está su interés por el arte con su práctica profesional. Desde que es directora artística del Bellas Artes, la institución sumó a su colección un dibujo y una escultura de la autora.