Cuando Natasha Gelman falleció, la Colección de arte mexicano estaba valuada en unos 300 millones de dólares. Contenía obras de Frida Kahlo, Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, entre otros artistas.
Guillermo Garat afirma que la Colección Gelman es uno de los mayores símbolos del arte latinoamericano. Fue impulsada por Jacques y Natasha Gelman y se divide en 3 áreas: maestros europeos, arte mexicano moderno y contemporáneo y arte precolombino. Tras la muerte del matrimonio, el acervo de arte mexicano se vio envuelto en una serie de polémicas. Algunas piezas fueron subastadas en un acto que representa una pérdida para el patrimonio histórico del país.
De inmigrantes europeos a grandes coleccionistas
Jacques Gelman nació en Rusia en 1909. Natalia Zahalka Krawak, más conocida como Natasha Gelman, lo hizo en 1912 en lo que hoy en día es República Checa.
Ambos llegaron a México escapando de la Segunda Guerra Mundial. Se casaron en 1941. Jacques se volvió un próspero hombre de negocios. Fue productor cinematográfico y trabajó en la realización de las películas protagonizadas por Cantinflas.
La historia del matrimonio cambió para siempre cuando el empresario tomó una decisión. Comenzó a invertir el 35% de sus ganancias en el desarrollo de una colección de arte.
El matrimonio impulsó 3 colecciones en paralelo. Una, de grandes maestros del arte moderno europeo. Otra, de arte mexicano moderno y contemporáneo. La tercera fue de piezas de arte precolombino y es la que menos trascendencia pública adquirió.
Guillermo Garat y las obras europeas del MET
La Colección Gelman de arte moderno europeo está integrada por unas 85 obras. Contiene piezas de artistas como Salvador Dalí, Henri Matisse, Paul Klee, Joan Miró, Pablo Picasso, Renoir, Vasili Kandinski y Amedeo Modigliani.
Guillermo Garat considera que es la menos polémica de las colecciones del matrimonio. Tras la muerte de Jacques y Natasha, todas las obras de arte europeo fueron legadas al Museo Metropolitano de Arte de Nueva York. Allí se encuentran exhibidas al público.
El destino de la colección de arte precolombino es desconocido a nivel público. De la de arte mexicano se sabe que tuvo un final muy diferente a la de arte europeo.
La muerte del matrimonio
Jacques Gelman falleció en julio de 1986. La responsabilidad total de la Colección quedó en manos de su esposa, quien en 1993 firmó un testamento determinando el destino de todas las obras una vez que ella también muriera.
Natasha falleció en mayo de 1998. Robert Roos Littman, curador estadounidense que era amigo del matrimonio, quedó como albacea y responsable de la colección de arte mexicano.
El testamento establecía que toda esa colección debía permanecer unida, dentro del territorio mexicano y en un museo privado. Así lo hizo saber el propio Littman en declaraciones públicas del momento.
Se suman artistas
El matrimonio Gelman había adquirido piezas de Frida Kahlo, Diego Rivera, José Clemente Orozco, María Izquierdo y David Alfaro Siqueiros, entre tantos otros artistas.
Robert Littman amplió la colección. Incorporó obras de Gabriel Orozco, Jan Hendrix, Silvia Gruner, Sergio Hernández, Santiago Sierra, Magali Lara y Cisco Jiménez, por citar apenas algunos nombres.
En una investigación que realizó durante años y que publicó en Gatopardo, Judith Amador informa que la colección de arte mexicano estaba compuesta por 95 obras al momento de la muerte de Natasha.
Y agrega que, para 2003, el total era de 279. Y que, 2 décadas más tarde, el acervo superaba las 400 piezas.
Comienzan los problemas
A mediados de la década del 2000, Robert Littman fue objeto de una serie de acusaciones que buscaban removerlo de su rol como heredero y albacea de la Colección Gelman. El estadounidense salió airoso de las disputas legales, pero las piezas de arte mexicano se vieron afectadas en el sentido de que no volvieron a exhibirse en su país de origen.
El caso sumó un nuevo episodio a fines de 2024, cuando varias de las obras de la colección fueron subastadas en la casa Sotheby’s de Nueva York.
Se ofrecieron 30 piezas. 12 de ellas fueron adquiridas en vida por el matrimonio Gelman. Otras 2 fueron compradas por Natasha tras la muerte de Jacques. El resto estuvo comprendido por adquisiciones de Littman a través de su Fundación Vergel.
2 de las obras vendidas son de Patrimonio Nacional. Lo que significa que pueden estar en manos privadas siempre que las piezas permanezcan dentro del territorio mexicano.
Un golpe a la cultura de México
Guillermo Garat sostiene que el caso revela el desinterés de México por su patrimonio artístico. Pero el fenómeno data de mucho tiempo atrás. Natasha firmó su testamento en 1993. Desde entonces, el gobierno se mostró desinteresado porque la colección permanezca unificada y dentro de México.
Lo que también preocupa es la falta de información pública sobre el paradero actual de las obras que no fueron subastadas y del resto de la colección.
Natasha Gelman, siguiendo su voluntad y la de su marido, quería que su colección de arte mexicano fuera exhibida en México. Pero durante años las piezas se expusieron al público en otros países.
La noticia de la subasta implica un golpe para el patrimonio cultural mexicano. Las obras ya no forman parte del conjunto y se desconoce el paradero que podrían tener.