Manabu Mabe tuvo una formación autodidacta. Durante sus primeros años como artista profesional, se vinculó con Tomoo Handa y Yoshiya Takaoka, pintores que, al igual que él, nacieron en Japón y emigraron a Brasil.
Manabu Mabe fue una de las figuras más disruptivas del arte latinoamericano. Nacido en Japón y nacionalizado brasileño, hubiese cumplido 100 años de vida el pasado mes de septiembre. Fue pionero del arte abstracto y pasó a la posteridad por unir 2 culturas tan diferentes como la oriental y la occidental. A 27 años de su muerte, se mantiene vigente y sus obras forman parte del acervo de prestigiosos museos.
De Japón a Brasil
Manabu Mabe nació en Udo, Japón, el 14 de septiembre de 1924. Llegó con su familia a Brasil cuando tenía unos 10 años, y se instaló en las periferias de San Pablo, en una colonia de plantadores de café.
Pronto descubrió la pintura y comenzó a dedicarse a ella en sus ratos libres. Como él mismo expresó en una oportunidad, pintaba durante los fines de semana y los días de lluvia, que era cuando no trabajaba en la plantación.
Utilizaba materiales económicos y pintaba paisajes y naturalezas muertas. Fue un autodidacta que aprendió lo que necesitaba por cuenta propia y gracias a maestros como Tomoo Handa y Yoshiya Takaoka, artistas que también nacieron en Japón y emigraron hacia Brasil.
Los comienzos como profesional
Mabe empezó a dedicarse con seriedad a la pintura en 1946, y 2 años más tarde logró su primera exposición individual.
En 1951 abandonó la labranza: fue el mismo año en que el Salón Nacional de Río de Janeiro aceptó una obra suya. En 1953 se alejó de la pintura figurativa y empezó a acercarse al estilo que lo haría famoso a nivel mundial: el abstraccionismo.
Las exposiciones y los reconocimientos comenzaron a sucederse. Mientras tanto, Manabu vendía corbatas que él mismo decoraba y pintaba cuadros de tamaño considerable, con propuestas pictóricas tan singulares como llamativas.
Reconocimiento mundial
Hacia 1958, solo era conocido dentro de la comunidad artística que frecuentaba. Sin embargo, todo cambiaría para él al año siguiente.
En 1959, el artista japonés nacionalizado brasileño recibió el Premio Leiner en la Exposición de Arte Contemporáneo, el Premio Gobierno del Estado de Sao Paulo en el Salón Paulista de Arte Moderno, el Primer Premio de la V Bienal de Sao Paulo como el Mejor Pintor Nacional y el Premio en la Bienal de París.
Todas estas distinciones impulsaron su carrera en varias direcciones. Mabe se volvió reconocido a nivel internacional, comenzó a exponer en ciudades como Tokio, París y Nueva York, y se volvió una figura relevante del arte abstracto.
Vida y obra
Una de las grandes claves en la pintura de Manabu Mabe se encuentra en la combinación precisa y armónica de las dos culturas que lo nutrieron a lo largo de su vida: la japonesa y la brasilera.
Mabe es conocido como “el samurái de la pintura”, por las características técnicas de su obra y por el hecho de unir 2 mundos culturales tan diferentes.
Conectó Oriente y Occidente y lo hizo a través de una obra que presenta formas y colores que crean un puente entre ambas tradiciones culturales.
Sus obras abstractas se caracterizan por sus grandes dimensiones y por la utilización de colores brillantes. Contienen el rigor y la disciplina propias de la cultura japonesa y también la libertad de la expresión creativa de Brasil.
Sus primeros años de vida lo llevaron a ser un inmigrante en un país desconocido. No obstante, gracias a la perseverancia y a una producción artística sin igual, logró consolidarse como un revolucionario en el arte latinoamericano y como uno de los máximos referentes del abstraccionismo de Brasil.
Vigencia
Manabu Mabe falleció en San Pablo, Brasil, el 22 de septiembre de 1997. A 27 años de su muerte, su figura y su obra se mantienen intactas.
Algunas piezas forman parte de las colecciones permanentes de instituciones como el Museo de Arte Moderno de Sao Paulo y el Museo de Arte Contemporáneo de Tokio. Otras son subastadas por precios considerables.
Las obras también se mantienen vigentes para el público. En 2023, por ejemplo, la CAIXA Cultural de San Pablo lo homenajeó con la muestra “Llueve en el cafetal. De la Figura a la Abstracción”.
El conjunto de obras se centró en sus comienzos como artista profesional y en su transición hacia el abstraccionismo. Y, ante todo, dio cuenta de una vocación creativa tan poderosa como singular.