En su nueva muestra, la artista nacida en Montevideo deja entrever algunas de sus preocupaciones más actuales. Una de ellas se refiere a la opinión que tienen los espectadores en relación a las obras de arte digitales, a su capacidad de transmitir contenidos y sensaciones de la misma manera en que lo hacen las formas de expresión artísticas tradicionales.
La figura de Lala Severi es de gran relevancia para el arte latinoamericano por la multiplicidad de lenguajes expresivos, técnicas y soportes con los que trabaja. La artista uruguaya acaba de presentar “La sombra de la nube”, su nueva exposición en la que combina la pintura tradicional con el arte digital. Se trata de una nueva indagación por sus intereses recurrentes de los últimos años.
Una artista prolífica y diversa
Lala Severi es una de las figuras más representativas del arte uruguayo contemporáneo. Nació en Montevideo en 1962 y se formó en la disciplina con artistas como Ana Tiscornia, Miguel Ángel Pareja y Guillermo Fernández.
Su obra es tan prolífica como diversa. Se destaca en la pintura, es directora de cine de animación y autora de libros infantiles, entre otras cosas.
Del 19 de julio al 1 de septiembre presentó en el Museo de Bellas Artes Juan Manuel Blanes una exposición que diseñó de forma exclusiva para uno de los espacios del establecimiento: la Sala María Freire.
Tal como ella misma declaró, la muestra actual forma parte del mismo proyecto que “Perdidos en la nube”, exhibición que tuvo lugar el año pasado. En ambas aborda la cuestión de la hiperconectividad y presenta obras que ponen en evidencia la naturalidad con la que conviven en ella el arte tradicional y el digital.
Pintura tradicional y arte digital
La exposición más reciente de Severi se llama “La sombra de la nube” y se presentó como una instalación inmersiva dividida en 2 partes.
La primera se pensó para la antesala y comprendió una serie de pinturas que fueron creadas poco tiempo antes de la muestra, durante los meses de junio y julio. La instalación inmersiva propiamente dicha estuvo en la sala principal conformada por una proyección a enorme escala de 4 videos animados.
Los contenidos audiovisuales dieron cuenta de las obras digitales que Lala creó de manera diaria durante los últimos 3 años y que compartió en Instagram.
Los espectadores tuvieron una participación activa y se volvieron parte de la misma obra, generando con sus presencias sombras en las proyecciones.
La experiencia inmersiva también se logró de la mano de Leonardo Croatto y Joaquín Baranzano, responsables de la ambientación musical. Con esto, la autora se propuso invitar a los espectadores para que aprecien la obra de forma libre y con naturalidad.
Temáticas recurrentes y preocupaciones actuales
La obra de Lala Severi está atravesada por signos como las redes, las cercas, los cables, las líneas y los espacios abiertos que se cierran. En los últimos tiempos, estos símbolos recurrentes se suman a intereses más actuales, como la exploración de las posibilidades expresivas de lo digital.
La propia artista uruguaya reconoce que vive la incorporación de la tecnología de manera natural, y que no necesariamente siente un quiebre entre lo digital y lo tradicional. Sin embargo, la cuestión parece preocuparle y también se interesa por la mirada que sus espectadores tienen al respecto.
Los visitantes de “La sombra de la nube” se encontraron con un cuestionario diseñado por Severi. La idea era que respondan preguntas tales como qué sintieron al ingresar en la exposición, qué les llamó la atención y más.
Pero también dieron con una pregunta que quizás resume uno de los ejes centrales de la muestra. Severi se mostró interesada en saber si los espectadores creen que las obras de arte digitales pueden transmitir contenidos y sensaciones de la misma manera en que lo hacen otros tipos de expresión artística.
La preocupación de Lala por las implicaciones del arte digital en relación al tradicional se vinculan a su propio quehacer artístico, a los lenguajes que la interpelan en la actualidad. No obstante, también dejan en evidencia algo crucial para el arte: que es el espectador quien también completa, da sentido a la obra y la legitima como tal.