El Pintor de la Luz, vida y obra del artista ecuatoriano Olmedo Quimbita

Quimbita comenzó con sus exposiciones individuales a mediados de los años 80. Algunos de los países en los que se presentaron sus obras son México, Israel, Egipto y Rusia. 

Olmedo Quimbita es un referente del arte latinoamericano. Nació en Ecuador, tiene 61 años y cuenta con casi 4 décadas de trayectoria. Acumula unas 3 mil obras y la mayoría fue expuesta en distintos países del mundo. Es conocido como “el pintor de la luz” por su particular estilo y por la manera de plasmar su imaginación a través de la técnica.

Los orígenes

Su nombre completo es Olmedo Quimbita Panchi y nació el 1 de junio de 1963 en Latacunga, una ciudad que se encuentra en la región central de Ecuador.

En su familia no eran artistas, pero en su hogar había mucha presencia de arte. Quimbita demostró tener aptitudes para la práctica desde muy temprana edad y pronto empezó a destacarse.

Él mismo sostiene que el talento de un artista se da de manera predeterminada. Y recuerda que ganó su primer premio de pintura durante su infancia, en un concurso organizado por la escuela en la que cursaba.

De más grande, cursó estudios académicos en la Escuela de Dibujo y Pintura de la Universidad Central del Ecuador. Y también se formó con maestros particulares: gracias a contactos de su padre, Olmedo tomó clases con Manuel Cangui. 

A mediados de los 80, el pintor dio inicio a una extensa serie de exposiciones individuales. A fines de esa década, viajó a Venezuela y comenzó lo que se transformaría en un largo recorrido por el mundo entero.

Su estilo

Olmedo Quimbita es conocido como “el pintor de la luz” tanto por su técnica a la hora de pintar como por la esencia general de las obras que crea.

Paisajes, realidades andinas, cromatismos, presencia y vida son algunos de los conceptos que atraviesan su inabordable obra: se estima que, a lo largo de casi 4 décadas de trayectoria, el ecuatoriano creó unas 3 mil piezas.

Su estilo también se caracteriza por la combinación de elementos en apariencia antagónicos. Muchas de sus pinturas fusionan lo intempestivo de la naturaleza con el sosiego de la espiritualidad. 

También se destaca por el protagonismo de la imaginación: en las pinturas de Olmedo, la misma presenta un mayor peso que las representaciones literales de la realidad.

Todo esto les da a las obras del autor un carácter de fácil identificación: no hace falta ver la firma de una pintura para saber que se trata de una creación de Quimbita.

La conexión entre autor y espectador es esencial para el pintor ecuatoriano. En sus propias palabras, considera que el arte debe construir puentes y comunicar. Y para esto se vale de sentimientos y experiencias propias de su vida, para que las personas que ven sus obras las sientan como cercanas.

Un referente a nivel mundial

Tras su visita a Venezuela, Quimbita dio inicio a un recorrido por varios países de América Latina: durante los primeros años de la década del 90, conoció y expuso en Colombia, Paraguay, Brasil, Costa Rica y República Dominicana. Más tarde haría lo propio en Chile, Bolivia, México, Uruguay, Guatemala y Panamá.

El de 1997 fue uno de los años más singulares de su trayectoria: el pintor ecuatoriano expuso sus obras en Tel Aviv (Israel) y El Cairo (Egipto). Otro de sus puntos más altos se dio en 2001, cuando su obra fue presentada en el Museo Moscovita de Arte Moderno de Moscú, Rusia.

En la actualidad reconoce que no tiene una obra predilecta, y duda de que un artista pueda tenerla. Indica que cada pieza contiene el estado de ánimo y las experiencias del momento en que fue generada, y que lo mismo ocurre con las exposiciones. 

Sin embargo, remarca que la experiencia rusa fue especial para él: que hasta pensó en radicarse en Moscú, pero que no pudo hacerlo. 

El arte en Ecuador

A sus 61 años, Quimbita continúa creando y exponiendo. Se mantiene vigente como artista y también como figura fundamental del arte latinoamericano y ecuatoriano.

Desde su experiencia y su rol como autoridad en la materia, considera que en su país natal se debe enfatizar más en la educación artística en niños y niñas. Opina que tanto el estado como las instituciones educativas deben hacerse cargo y brindar una formación de calidad, teniendo en cuenta que los jóvenes de hoy son los artistas profesionales de mañana. 

Como consejo general, también dice que es importante crear cientos de obras, no solo unas pocas. La clave se encuentra en la experiencia y en algo en lo que el propio Quimbita es experto: en perfeccionarse a lo largo del camino. 

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