Ariel Jiménez, la curaduría y la percepción de los colores en el arte

Ariel Jiménez es un renombrado curador independiente. Su formación y su trayectoria profesional lo llevaron por diversos países. Sin embargo, sigue viviendo en su ciudad natal: Caracas, Venezuela.

Ariel Jiménez ocupa en el arte latinoamericano un destacado lugar como curador e historiador. Nació en Venezuela, y se formó en ciudades como París, donde trabajó junto a figuras como Jesús Rafael Soto y Carlos Cruz-Diez. Uno de sus grandes intereses se refiere al color y a sus posibilidades perceptivas. Cree que una obra de arte es un objeto metafísico y considera que la curaduría debe posibilitar el diálogo entre diversas concepciones de la realidad.

De Venezuela a Francia

Ariel Jiménez nació en un barrio humilde de Caracas. De muy pequeño se sintió atraído por las artes plásticas. En principio, quería ser artista, pero luego se interesó por la historia del arte. 

En su paso por un nuevo episodio de Arte en Diálogo, le dijo a Lorena Pérez-Jácome que, cuando era muy joven, la teoría del arte se convirtió en un problema mayor para él. Y que comenzó a interesarse en cuestiones como por qué una obra puede ser más importante que otra.

Sofía Ímber, la fundadora del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, le consiguió una beca para estudiar en Francia. Cursó Historia del arte y arqueología en la Universidad de la Sorbona, en París.

Formación y experiencia

En la capital francesa también conoció a 2 grandes artistas que serían fundamentales en su formación y en sus primeros pasos como profesional: Jesús Rafael Soto y Carlos Cruz-Diez. Ambos serían clave en el acercamiento de Jiménez al arte cinético, a su interés por la geometría y por las posibilidades perceptivas de los colores.

Tras finalizar sus estudios en Francia, Ariel decidió volver a Venezuela y dio forma a su trayectoria como curador. 

Primero trabajó como Director del Departamento de Educación y Medios Audiovisuales del Museo de Arte Contemporáneo de Caracas. Luego fue Director General de la Sala de Exposiciones de la Fundación Eugenio Mendoza. Más tarde ejerció la curaduría de la Colección Patricia Phelps de Cisneros y de la Fundación de Arte Moderno Jesús Soto.

El color y la luz

Jiménez es autor de ensayos, críticas, y publicó numerosos libros de conversaciones con artistas, entre ellos el propio Cruz-Diez y Roberto Obregón.

Gran parte de su trabajo gira en torno a uno de sus principales intereses: la abstracción geométrica y la abstracción cinética. Sobre la primera, sostiene que se trata de un arte de la era industrial. Y que pone en cuestionamiento el concepto que los seres humanos se hacen del universo y de la realidad.

El color ocupa un lugar fundamental en todo esto. Jiménez profundiza en la concepción de un universo habitado no por cuerpos, sino por ondas electromagnéticas, por fuerzas que son invisibles.

Expresa que el color no tiene que ver ni con el cuerpo, ni con la materia, sino con la luz. Y que influye en la percepción de las personas y también en los sentimientos y emociones.

En este sentido, sostiene que el movimiento cinético y abstracto se compuso por artistas que vieron en el color una herramienta fundamental para pensar el mundo en la misma línea que la ciencia de su tiempo.

Y agrega que la obra de muchos artistas proponen una liberación del color, en el sentido de que este pueda verse como luz y no solo como una forma en el espacio.

Su visión de la curaduría

El historiador venezolano investiga el color como herramienta estética y también como medio que altera la percepción del tiempo y el espacio. Tanto en el arte moderno como en el contemporáneo, el color se presenta como una información que impulsa transformaciones sociales y personales.

Jiménez considera que el cambio se produce a partir del diálogo entre el color en sí y la percepción humana. Y esta noción es clave ya que resume su trabajo y su extensa trayectoria como curador independiente. 

Dice que un curador es alguien que piensa una exposición. Que decide de qué manera van a dialogar las obras y cuáles son los conceptos que se busca transmitir al público, entre otras cosas.

Concibe la curaduría como la producción de posibilidades de diálogo. Y aclara que la clave se encuentra en combinar elementos distantes, en acercar obras que no están cerca, de forma tal que se generen preguntas que, por lo general, no tienen una única respuesta.

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