Mano con manchas de pintura sosteniendo un pincel frente a un mural que muestra una fachada antigua en tonos cálidos.

Los mestizajes visuales como cruces culturales en el arte

Artistas de Latinoamérica trabajan con de saberes ancestrales, lenguajes globales y memorias silenciadas para construir nuevas narrativas. Un punteo sobre su importancia y el trabajo que se hace en la región.

En el arte contemporáneo latinoamericano, el concepto de mestizaje visual tomo gran relevancia al ser considerada como una herramienta crítica, política y estética. Es distinta la mirada en la actualidad, dejando aquella romántica que se le dio en otras épocas. 

El mestizaje en la producción artística actual es comprendido como un espacio de tensión, negociación e hibridación que deja en evidencia los múltiples cruces entre culturas, identidades y memorias.

Las prácticas artísticas contemporáneas en América Latina visualizan una realidad marcada por la globalización, los desplazamientos forzados, los legados coloniales y la reapropiación simbólica de imaginarios tradicionales. 

En este escenario, el mestizaje visual se posiciona como una estrategia de resistencia frente a los discursos hegemónicos, pero también como una afirmación de nuevas identidades híbridas, fluidas y que se encuentran en transformación.

El mestizaje como crítica

A lo largo de la historia, el mestizaje fue comunicado por los Estados latinoamericanos como parte de una narrativa nacionalista con la que se quería integrar las diferencias étnicas y culturales en una unidad. 

Sin embargo, muchas veces este discurso invisibilizó la violencia hacia las comunidades indígenas y afrodescendientes, naturalizando una jerarquía cultural y racial. Pero el arte contemporáneo recupera esta noción, dándole otro sentido. 

En obras donde se combinan técnicas ancestrales con lenguajes digitales, rituales originarios con códigos del arte conceptual, y símbolos precolombinos con estéticas pop, los artistas proponen nuevas lecturas para cuestionar el como se contó la historia y dan lugar a un diálogo intercultural.

En el caso del artista de Perú, Rafael Freyre, la integración entre materiales locales, arquitectura tradicional andina y procesos contemporáneos genera un lenguaje que pregunta acerca de las formas de habitar y construir desde una perspectiva decolonial. 

Este artista trabaja con fibras vegetales, adobe y cerámica, y colabora con comunidades artesanas para producir instalaciones que conectan el pasado con el presente, lo rural con lo urbano.

De una forma parecida trabaja la artista mexicana Tania Candiani que visualiza la intersección entre ciencia, tecnología, artesanía y lenguaje, creando poéticas que resignifican saberes ancestrales. 

En Brasil, el trabajo de Rosana Paulino muestra la memoria afrobrasileña y los cuerpos racializados con el uso del bordado, el collage, la fotografía intervenida y la instalación. Lo que hace es reconstruir genealogías silenciadas por el racismo estructural. 

Además, con sus piezas desafía las representaciones coloniales y cuestionan la construcción histórica del mestizaje como es el blanqueamiento. 

En el caso de lo que sucede en la  Argentina, artistas como Gabriela Golder o Carlos Herrera realizan prácticas donde el cruce de lenguajes, con videoarte, performance, objetos cotidianos, archivos familiares, produce narrativas mestizas que tensionan lo personal y lo político, lo íntimo y lo colectivo.

La video instalación de Golder que llamó “El ruido de las cosas al caer” expone la historia del exilio, la memoria de los cuerpos migrantes y la recuperación de archivos domésticos para construir una la ausencia.

Pero el mestizaje visual también aparece como una forma de reapropiación simbólica ante los modelos extractivistas de representación cultural, ya que muchos artistas contemporáneos trabajan desde una lógica colaborativa con comunidades indígenas o campesinas, no como sujetos de estudio sino como creadores de las obras.

Óscar Santillán, por ejemplo, hace trabajos en Ecuador donde la ciencia ficción, la cosmovisión andina y la biotecnología son combinados  en una narrativa especulativa que desafía las fronteras entre conocimiento científico y saberes ancestrales. 

Este tipo de propuestas no solo recuperan iconografías tradicionales, sino que las resignifican con una mirada contemporánea, crítica y descolonial. 

Es que el cruce de lenguajes, técnicas y saberes es también una metodología de creación siendo que las residencias artísticas, los proyectos de sitio específico, las prácticas colaborativas y los laboratorios interdisciplinarios son espacios donde se trabaja  con estas lógicas mestizas.

Con este tipo de obras, queda en claro que el arte contemporáneo latinoamericano no tiene un estilo único ni una sola identidad sino  que se destaca por su capacidad de articular diferencias, de generar tensión entre sistemas simbólicos y sentidos múltiples.

Los mestizajes visuales en el arte contemporáneo latinoamericano llevan a pensar la intersección, donde hay múltiples historias, lenguajes y corporalidades, dejando por fuera de la idea de una identidad fija o de una estética homogénea. 

Además, no solo reflejan la diversidad cultural de América Latina, sino que impactan de forma directa en las estructuras de poder que históricamente marcaron lo que puede ser considerado arte, memoria o identidad. 

En un momento en el que  los discursos de “pureza”  resurgen con fuerza, el arte mestizo aparece como una respuesta de gran potencia, siendo una forma de imaginar futuros posibles a partir del reconocimiento del otro, del cruce  de memorias y de la potencia que tienen utilizar las diferencias.

More From Author

Frida Kahlo con corona de flores multicolor, pendientes dorados y gesto serio frente a un fondo azul.

Museo Frida Kahlo: Ícono, mito y legado político en la Casa Azul de Coyoacán