Wilfredo Prieto es uno de los artistas cubanos con mayor proyección internacional. Representó a su país en la Bienal de Venecia de 2024. Lo hizo con la obra “Piedra iluminada, piedra no iluminada”.
Guillermo Garat opina que Wilfredo Prieto es uno de los representantes más particulares del arte latinoamericano. Nacido en Cuba, se destaca en el plano del arte conceptual y es autor de numerosas obras que despiertan fascinación y polémica. Para Prieto, muchas veces la apuesta artística no se encuentra en las obras en sí, sino en todo lo que las rodean.
Cuba y el arte conceptual
Wilfredo Prieto nació en 1978 en Sancti Spíritus, una ciudad de Cuba. Desde muy pequeño se mostró interesado en el arte. Era un niño curioso que tuvo sus primeros acercamientos creativos en el plano de la pintura y el dibujo.
A los 10 años dio inicio a lo que sería una extensa formación académica en el mundo de las artes. Es egresado del Instituto Superior de Arte, uno de los espacios formativos más destacados de América Latina.
Sobresale como artista conceptual. Trabaja con instalaciones, performances y objetos. Cuenta con más de 20 años de trayectoria profesional y acumula numerosas exhibiciones tanto en Cuba como en otros países del mundo.
Claves del artista
Guillermo Garat afirma que el arte de Wilfredo Prieto invita a observar la realidad desde nuevas y diversas perspectivas. Dice que su producción es sumamente sencilla en la superficie, y que en el trasfondo presenta un componente filosófico y poético muy complejo.
El propio Prieto considera que la representación de la realidad es fundamental a la hora de crear. Según el cubano, la visión propia es necesaria para seguir un camino en el que lo individual y particular se combine con todo lo aprendido en el plano académico.
Wilfredo describe el acto de crear como un ejercicio complejo. Asegura que se trata de ir a lo más simple de un concepto tanto al pensar la idea como al producir la obra misma.
El procedimiento es complejo. Prieto confiesa que el proceso de la creación le genera estrés y padecimiento, y que lo placentero viene de la mano del resultado. Sin embargo, es algo inevitable, que excede el ámbito de lo profesional y que se inscribe en el desarrollo de la propia vida.
Guillermo Garat y las críticas
Hay críticos de arte que cuestionan la legitimidad y la validez del quehacer artístico de Wilfredo. Ponen en duda sus condiciones técnicas, sus propuestas estéticas y otros aspectos tales como su valor de mercado y su mediatización.
Guillermo Garat explica que las críticas de este tipo trascienden el caso particular del artista. Son genéricas y se inscriben en el debate que gira en torno al arte conceptual contemporáneo.
El especialista proclama que, en el caso de Prieto, la propuesta artística muchas veces no se encuentra en la pieza de arte, en el objeto en sí, sino en todos los elementos que lo rodean.
Menciona como ejemplo el caso de “One Million Dollars”. La obra fue presentada en 2002 y se compone de un billete de 1 dólar estadounidense que es replicado de forma indeterminada mediante 2 espejos. A pesar del valor del billete en sí, Prieto organizó ciertos elementos del sistema del arte (el seguro, entre otros) pensando en la multiplicación ilusoria generada.
Otras obras destacadas
Wilfredo Prieto afirma que no busca ser un provocador con las obras que hace. No obstante, muchas de sus producciones despiertan debate y polémica por diversos motivos.
Una de sus obras más famosas es “Vaso medio lleno”. Fue presentada en 2008 y su título la describe a la perfección, ya que se trata de un vaso de vidrio que contiene agua hasta la mitad.
La polémica se dio porque la obra adquirió una cotización de unos 20 mil euros. Prieto en este aspecto opina que el precio económico de una pieza no determina su valor conceptual.
Como artista cubano, su figura y sus creaciones son objeto de un debate político. En 1999, Wilfredo presentó “Discurso”, una obra que consiste en un rollo de papel higiénico hecho con hojas del periódico comunista local.
Prieto explicó que el concepto de la obra se refería a las noticias en general y al tratamiento de la información en sí. Dijo que podría haber creado la pieza con el New York Times, pero que entonces estaba en La Habana y que lo hizo con el medio que tenía a su alcance. Se desligó así de toda especulación ideológica.
Algo similar ocurrió con “Apolítico” (2001), apuesta con la que montó todas las banderas de los países miembros de la ONU pero sin sus colores, es decir, en escala de grises.