Decoraciones textiles de colores brillantes con tachuelas metálicas, observadas a través de un marco ornamentado.

Guillermo Garat y el recuerdo de uno de los episodios más tristes del arte latinoamericano

El Museo Nacional de Brasil fue inaugurado el 6 de junio de 1818. Pocos meses después de la celebración de su bicentenario, sufrió un incendio que ocasionó pérdidas irrecuperables. A 7 años del episodio, la institución acaba de festejar su 207° aniversario.

El incendio del Museo Nacional de Brasil es uno de los hechos más duros de toda la historia del arte latinoamericano. Un cortocircuito arrasó con las instalaciones ubicadas en Río de Janeiro y acabó con más de la mitad del acervo histórico de la institución. Fue un accidente, pero se podría haber evitado con la financiación adecuada para la conservación. El espacio superó el golpe y volvió a abrir contra todo pronóstico.

Un poco de historia

El Museo Nacional de Brasil nació en 1818 a partir de un proyecto de Juan VI, rey de Portugal. Su objetivo era estimular la actividad científica en lo que por entonces aún era colonia portuguesa. 

La institución fue creciendo de forma sostenida con el tiempo. A mediados del siglo XX, pasó a ser administrada por la Universidad Federal de Río de Janeiro. Se volvió un ícono a nivel regional en materia de arte, historia natural, etnografía y arqueología, entre otras cosas.

Se considera que llegó a tener unos 20 millones de piezas y artículos, todos ellos de enorme valor tanto histórico como cultural. Pero un hecho fatídico acabó con gran parte del acervo en un episodio que se podría haber evitado. 

Una jornada fatal

Guillermo Garat recuerda que el incendio se produjo el 2 de septiembre de 2018. Era domingo por la tarde noche y el museo acababa de cerrar sus puertas. No hubo víctimas fatales. Los guardias que se encontraban trabajando en el edificio lograron salir ilesos.

Al principio se especuló con que el fuego fue causado por un pequeño globo aerostático que volaba por la zona. Pero luego se supo que el detonante fue otro, un cortocircuito en un aire acondicionado.

Durante horas trabajaron dotaciones de bomberos e incluso los mismos empleados del lugar. Los daños fueron significativos. Los 3 pisos del edificio fueron destruidos casi en su totalidad. Y el techo del recinto se desplomó.

Las pérdidas

De entre los 20 millones de artículos que integraban el acervo del museo se encontraban restos fósiles de dinosaurios, la mayor colección de arqueología egipcia de Latinoamérica, el esqueleto más antiguo de un ser humano hallado en el continente y piezas artísticas de la era precolombina, entre muchas otras cosas. 

Cristiana Serejo, subdirectora de la institución, declaró días después del incendio que las llamas habían acabado con un 90% de todo el material que estaba en el Museo, que era un 80% del acervo. Buena parte de las pérdidas se pudo recuperar con el paso de los años. El porcentaje de obras desaparecidas por la acción del fuego quedó en 50%.

La recuperación fue posible gracias al trabajo de arqueólogos y otros tantos profesionales, que trabajaron limpiando escombros y restaurando las obras que podían ser salvadas. Gracias a ellos y a quienes financiaron las tareas, hoy el Museo Nacional de Brasil está abierto nuevamente y continúa ofreciendo diversos atractivos al público. 

La reflexión de Guillermo Garat

El Museo Nacional de Brasil no se limitaba ni se limita a la exhibición de arte. Pero su caso constituye un llamado de atención para todas las instituciones culturales del mundo que poseen enormes colecciones artísticas. 

El incendio del Museo de Río de Janeiro se podría haber evitado. Medios de Brasil informaron días después de la tragedia que todo el equipo de gestión de la institución llevaba años reclamando por el cumplimiento del presupuesto pautado.

El Museo requería de unos 520 mil reales por año para su mantenimiento. Y desde 2014 que no recibía los fondos en cuestión. Los trabajadores y el propio público que visitaba el espacio comprobaba que los signos de mala conversación eran evidentes.

Guillermo Garat invita a tomar consciencia sobre lo sucedido. Asegura que la conservación y la preservación de cada obra requiere de un presupuesto adecuado. De la misma manera en que se debe invertir en la compra de piezas para expansión del acervo, también se debe cuidar su continuidad en el tiempo. Y esto comprende la integridad de las instalaciones donde se encuentran.

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