Andrés Reisinger considera que lo real trasciende la cuestión del soporte y las ideas de lo físico y lo digital. Para el artista argentino de 35 años, lo importante son las sensaciones y todo lo que haga sentir una experiencia.
Guillermo Garat ubica a Andrés Reisinger como una de las figuras más revolucionarias del arte latinoamericano contemporáneo. Argentino radicado en España, es uno de los máximos exponentes del arte digital. Su quehacer combina diseño multidisciplinario con un profundo conocimiento en materia de tecnología. El resultado es una obra que expande los límites de la realidad y que reconfigura el sistema del arte.
Computación, música y diseño
Andrés Reisinger nació en Buenos Aires en mayo de 1990. Es uno de los artistas digitales más reconocidos y también más cotizados del momento. Su historia ofrece un recorrido por diversos intereses, disciplinas y espacios de formación.
Reisinger confiesa que en su infancia se dieron 2 hechos fundamentales que marcaron su vida para siempre. Uno de ellos es el haber estudiado durante 10 años en el Conservatorio Nacional Superior de Música. Fue su primer acercamiento al mundo del arte. Y reconoce que gracias a esta experiencia comprendió la importancia de la disciplina y de la sensibilidad de interpretación.
El otro acontecimiento fundacional de su carrera se dio cuando tenía 6 años. Sus padres le regalaron una computadora. Fue entonces cuando comenzó a desarrollar una conexión muy intensa con la tecnología. Gracias al equipo y a Internet empezó a descubrir el mundo del diseño. Además, se conectó con personas que tenían los mismos intereses que él pero que tenían otras edades y vivían en otros lugares.
De Argentina a España
Guillermo Garat informa que Reisinger estudió Diseño en la Universidad de Buenos Aires. El especialista explica que esta experiencia le sirvió al artista para pensar en términos espaciales, de exploración volumétrica.
Andrés también incorporó recursos que luego extrapoló en su quehacer versátil y multidisciplinario. Profundizó en conceptos como el ritmo, lo complementario, técnicas de color y más.
Pero no finalizó su carrera. Por entonces ya trabajaba en un estudio de diseño. Consideró que la actividad profesional le resultaba más interesante y enriquecedora que la académica. Y además recibió un llamado que cambió su vida, el de Sergio del Puerto, quien lo invitó a trabajar en su estudio de Madrid.
Un artista que expande los límites
Establecido en España, Andrés Reisinger desarrolla una carrera a partir de 2 pilares fundamentales, el arte y el diseño como actividad profesional.
Es una figura inclasificable. Ambas facetas de su producción están ligadas de forma estrecha. En él como artista y en las obras que crea, los límites se desdibujan, dando lugar a un universo tan propio como singular y repleto de múltiples posibilidades.
Andrés considera que uno de los núcleos de su producción radica en la expresión de su inconsciente. Sostiene que gran parte de su obra es como un sueño, donde los detalles quedan supeditados a cuestiones mayores como las imágenes y las sensaciones.
El argentino reconoce que crea para conocerse y para entenderse a sí mismo. Revela que la práctica de la meditación es una herramienta vital para él, ya que le permite ir para sus adentros y acceder de forma especial a su contenido inconsciente.
Guillermo Garat y un caso especial
Reisinger trascendió en el plano internacional ante todo por sus obras digitales y por la manera en que las comercializó. Trabaja con NFTs, método que en su opinión democratiza el mundo del arte debido a que prescinde de todo tipo de intermediario entre artista y comprador.
Concibe lo digital como un complemento al formato físico, no como un reemplazo. Buena parte de su obra digital tiene un correlato material. De esta manera produce una conexión entre ambos mundos y maneras de pensar el arte.
Guillermo Garat destaca el caso de “Hortensia”, una de las obras más icónicas de Andrés. Se trata de un sillón cubierto por unos 30 mil pétalos que nació como obra digital y que luego adquirió carácter físico debido a su éxito y popularidad.
Y hay más. Porque luego Moooi, empresa neerlandesa de diseño de muebles, decidió producirla y comercializarla a nivel industrial. De esta forma, un mismo concepto adquirió dimensiones de obra digital y física, de producción artesanal e industrial.
Las contradicciones se esfuman ante la actitud honesta y de transparencia con la que se desarrolla la obra. Reisinger admite que cada una de sus creaciones es parte de un proceso, y describe sus obras como fotografías, como instantáneas del continuo de su vida.