María Mercedes González dirige el Museo de Arte Moderno de Medellín desde octubre de 2012. Durante su gestión, la institución experimentó un crecimiento considerable. También debió hacer frente a contextos adversos, entre ellos la pandemia de coronavirus.
El arte latinoamericano cuenta con numerosas instituciones culturales prestigiosas y una de ellas es el Museo de Arte Moderno de Medellín. Su directora es María Mercedes González, profesional que cuenta con más de 2 décadas de experiencia en el mundo de la gestión cultural.
Una profesional capacitada
María Mercedes González nació en Bucaramanga, departamento de Santander. Estudió en la Universidad Javeriana de Bogotá, donde egresó como Politóloga y también como Especialista en Estudios Culturales.
Su formación académica presenta además 2 maestrías. Una de ellas es en Medios, por la The New School de Nueva York (Estados Unidos). La otra, en Historia del Arte Argentino y Latinoamericano, por la Universidad de San Martín de Buenos Aires (Argentina).
Es conocida a nivel internacional por su rol como directora del Museo de Arte Moderno de Medellín. Pero Guillermo Garat opina que sus experiencias laborales previas son igual de relevantes.
La llegada al Museo
González comenzó su trayectoria en Bogotá, en empleos como asistente de investigación y coordinadora académica. Después trabajó durante unos 4 años como Agregada Cultural y de Medios en la Embajada de Colombia en Argentina. Y luego se desempeñó por 2 años como asesora en el Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia.
En octubre de 2012 se hizo cargo de la dirección del Museo de Arte Moderno de Medellín. Lo hizo en reemplazo de Juliana Restrepo Tirado. Desde entonces se mantiene de forma ininterrumpida en el puesto. Gracias a sus conocimientos y a su experiencia en materia de artes visuales y prácticas culturales, el icónico espacio ubicado en Ciudad del Río ha crecido de forma sostenida en los últimos años.
Un trabajo arduo
Guillermo Garat explica que la dirección de un museo de arte como lo es el Moderno de Medellín implica una gran responsabilidad y una cantidad importante de tareas a desarrollar.
El punto de partida es la gestión de un equipo de trabajo compuesto por decenas de personas y la administración de un presupuesto de millones de pesos colombianos al año. De igual manera, María Mercedes es la principal responsable del funcionamiento integral del Museo. Lo que comprende tanto el desarrollo de exposiciones temporales y actividades educativas como el cuidado y la preservación de la colección patrimonial.
Las relaciones estratégicas también dependen de ella. En nombre del Museo, González impulsa vínculos y diálogos con todos los actores del sistema del arte. Es decir, con los propios artistas y además con coleccionistas, curadores, críticos, académicos y los propios espectadores.
La palabra de María Mercedes
González asegura que estar al frente del Museo es un privilegio para su trayectoria. Y lo dice en relación a lo que significa en sí el Museo de Arte Moderno de Medellín y además al rol que ocupan estos espacios culturales en una sociedad.
Para María Mercedes, los museos son lugares de encuentro, de aprendizaje y de disfrute. Son sitios en los que las personas pueden ir a conocer e incluso a conversar con otros individuos sobre distintas cuestiones.
Asegura que no se necesita tener conocimientos académicos ni de ningún tipo para poder acercarse al arte. Y afirma que todo tipo de expresión artística es clave para que todo ser humano se desarrolle de forma integral.
El dilema de la exhibición
Guillermo Garat entiende que toda obra artística se mantiene viva siempre que esté en contacto con un público que la aprecie como tal. Su crítica a los museos va a lo profundo, es decir, al acervo que queda oculto y guardado durante tiempo indeterminado.
González reconoce que es algo que ocurre en el Moderno de Medellín. Pero no le preocupa ya que, según ella, es un fenómeno común a todos los museos.
La colección del Museo que dirige contiene más de 2100 piezas. El espacio para exhibir todas no alcanza. El compromiso de la institución radica en la conservación de las obras y también en su investigación. En el análisis de las narrativas que posibilitan y en la historia que cuenta cada una.