Artesanías de madera pintadas con colores brillantes, incluyendo peces, caballos y figuras de animales, junto a aretes y un marco de palma sobre una superficie de concreto.

Museo Dolores Olmedo, pasado y presente de una colección icónica del arte latinoamericano

El presente de la Colección Dolores Olmedo es un enigma. Tras décadas de estar abierto en su sede de Xochimilco, el Museo está cerrado desde hace años y pasaría a estar ubicado en el bosque urbano de Chapultepec.

Guillermo Garat afirma que el Museo Dolores Olmedo posee una de las colecciones más emblemáticas del arte latinoamericano. Símbolo del patrimonio mexicano, es la mayor colección del mundo de obras de Diego Rivera y Frida Kahlo. También contiene cuadros de Angelina Beloff y cientos de piezas de la era prehispánica.

Una vida disruptiva

María de los Dolores Olmedo y Patiño Suárez fue una renombrada empresaria, filántropa y coleccionista de arte. Nació en Ciudad de México en 1908. Tuvo una infancia compleja, marcada por la temprana pérdida de su padre y por una serie de dificultades económicas.

Las adversidades no impidieron que desarrollara una rica y extensa formación académica. Dolores se sobrepuso a sus circunstancias personales y a un contexto social y político excluyente, en el que pocas mujeres podían acceder a las instituciones educativas. 

Estudió Derecho durante 2 años. En su país natal, se formó en Historia del Arte, Música y Filosofía. Durante una estadía en París, Francia, aprendió Museología y Antropología.

También fue revolucionaria al convertirse en una exitosa mujer de negocios. Dueña de importantes habilidades comerciales, fundó y dirigió una compañía dedicada a la construcción. Fue así como adquirió la fortuna que le permitió dar inicio a su vida como coleccionista de arte.

El origen de una pasión

Guillermo Garat considera que hay 2 hechos fundamentales que explican el nacimiento de la Colección Dolores Olmedo. La generación de los recursos económicos necesarios para la compra de obras es uno de ellos. El otro consiste en la estrecha amistad que la empresaria mexicana construyó con uno de los artistas más famosos del arte latinoamericano del siglo XX, Diego Rivera.

Se conocieron cuando Olmedo tenía unos 17 años. Rivera le preguntó si podía retratarla, y ella accedió. Entonces nació una amistad que tendría sus idas y vueltas y que se afianzaría hacia el final de la vida del pintor y muralista. 

Dolores compró algunas obras de Diego. Hacia el final de la vida de este, le comunicó que tenía intenciones de crear un espacio para exhibir sus piezas. Rivera le recomendó una serie de cuadros. Muchos propios, otros tantos de Frida Kahlo y además rarezas como objetos prehispánicos.

La Colección Dolores Olmedo

El acervo personal de la filántropa mexicana está compuesto por 145 cuadros de Diego Rivera. Algunos de ellos son “El picador” (1909), “La familia” (1934), “El fusilamiento de Maximiliano” (1935) y “Las sandías” (1957), la última obra que pintó en su vida.

También contiene 25 obras de Frida Kahlo, entre ellas “La columna rota” (1944) y “Autorretrato con changuito” (1945). Y 42 de Angelina Beloff, pintora nacida en Rusia y primera esposa de Rivera. 

Además supera las 600 piezas prehispánicas y contiene unos 4 mil libros, entre otras cosas que poco tienen que ver con el arte. 

Guillermo Garat y el presente incierto del museo

Durante décadas, la colección fue privada. En septiembre de 1994, el Museo Dolores Olmedo Patiño abrió sus puertas al público. La sede, la histórica casa de la empresaria, ubicada dentro de la Finca La Noria, en Xochimilco, Ciudad de México. 

Dolores Olmedo falleció en julio de 2002 y heredó el Museo y la Colección a la nación mexicana. El espacio cultural se mantuvo en Xochimilco y vivió grandes momentos, entre ellos la exposición “Diego & Frida”, que se realizó en 2019 con motivo de su 25° aniversario.

En marzo de 2020 cerró debido a la pandemia. Y nunca más volvió a abrir. Guillermo Garat explica que la institución atraviesa un presente incierto debido a una serie de circunstancias legales. 

El especialista remarca además que existen muchas posibilidades de que el Museo abandone Xochimilco para instalarse en otra zona de la capital mexicana, el bosque urbano de Chapultepec.

El público por lo pronto espera. Se resiste a la idea de que el Museo cambie de sede. Pero ante todo se muestra impaciente porque las obras de Diego Rivera y Frida Kahlo, 2 artistas icónicos del siglo XX, están en silencio. Quietas. Ocultas a la vista del mundo entero.

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