Primer plano de unas manos pintando un lienzo con colores brillantes y patrones florales usando pinceles finos.

El arte latinoamericano en el mundo, el caso de la pintora mexicana Águeda Lozano

Águeda Lozano es la primera artista mexicana en instalar una escultura en una plaza pública de Francia. Lo hizo en 2006 con “Tierra de México en Tierra de Francia”, pieza de acero inoxidable que mide 5 metros y se ubica en la Plaza México de París.

Guillermo Garat considera que el caso de Águeda Lozano es uno de los más curiosos del arte latinoamericano. La pintora nacida en México adquirió prestigio como artista en Francia antes de hacerse conocida en su país natal. Es un emblema de la pintura y la escultura geométrica y abstracta. Apuesta por la ampliación de la percepción y afirma que la práctica artística requiere de observación, constancia y disciplina.

De Chihuahua a París

Águeda Lozano nació en 1944 en Ciudad Cuauhtémoc, Chihuahua, México. Empezó a pintar cuando era muy pequeña. Lo hacía a escondidas de su familia porque sentía vergüenza. De adolescente se asumió como artista y decidió que se formaría en la materia.

Cursó estudios en Arte en la Universidad de Nueva León. Tras pasar 7 años en Monterrey, estuvo un breve período en Ciudad de México en 1968 y luego decidió viajar a Europa.

Su vida dio un punto de inflexión cuando llegó a París. Con apenas 25 años logró su primera exposición individual en la capital francesa. Comenzó a ganar notoriedad. Los museos y las galerías la convocaban y mostraban interés en su obra.

Para Lozano también fue un período de mucho aprendizaje y enriquecimiento personal. Conoció a figuras como Michel Casse, Fernand Legro, Alberto Gironella y Vicente Rojo. Descubrió que París era su ciudad en el mundo. Y allí se quedó de forma definitiva.

Claves de estilo

Guillermo Garat explica que Lozano tuvo al comienzo de su trayectoria un período figurativo. 2 de los cuadros más destacados de esta etapa son “Retrato de mamá” y “Retrato de papá”, ambos pinturas sobre tela del año 1966.

La pintora mexicana comenzó luego su exploración por el arte geométrico y abstracto. Dio inicio a una serie de obras que combinan formas geométricas estrictas con otras de carácter más orgánico. Formuló así un atributo que constituye un rasgo singular de su estilo.

El arte geométrico de Águeda es minimalista. Omite la utilización de colores llamativos. Genera por lo tanto una contradicción con la tradición pictórica de su país natal, la del colorido propio de México.

Las grandes obras según Guillermo Garat

Muchas de las piezas pictóricas más emblemáticas de Águeda Lozano son pinturas sobre lino. “Casitas” data de 1963 y cuenta con la particularidad de que es el primer cuadro que la mexicana vendió en su vida. Del mismo año es “Los pescados”.

En los años 60, Lozano pintó cuadros como “Los gatos” (1965) y “Augurio”. Guillermo Garat agrega que la década del 70 también fue muy productiva para la mexicana. Lo demuestran piezas como “Primer centro” (1970), “Sostenida a la luna” (1972), “Diferencias y afinidades” (1976), “Al cuadrado” (1976) e “Impacto” (1977).

Las décadas siguientes consolidaron a Águeda en el plano de la escultura. La oriunda de Cuauhtémoc logró en 2006 uno de los mayores hitos de su carrera. Se convirtió en la primera artista mexicana al tener una obra en una plaza pública de París.

Lo hizo con “Tierra de México en Tierra de Francia”. La escultura se encuentra en la Plaza de México. Tiene una altura de 5 metros y está hecha de acero inoxidable. Y su peculiaridad es que contiene dentro tierra de distintas regiones del país latinoamericano.

Secretos de una creadora

Ya son más de 60 años de creación ininterrumpida los que acumula Águeda Lozano. La clave para ella es mantenerse en acción. Confiesa que es así como halla las respuestas, la manera en que exterioriza la percepción.

La idea de la percepción es fundamental en su imaginario. Lozano afirma que la observación es indispensable para todo artista. Y cree que el entrenamiento de los sentidos ayuda a desarrollarlos para percibir de otra manera.

Sostiene que la libertad es necesaria para el artista. Pero aclara que lograrla es un proceso complejo. La contemplación, la constancia y la disciplina son algunos de los secretos de su devenir artístico y creativo.

La pintora y escultora enfatiza asimismo la necesidad de poner el foco en el afuera. Dice que no se debe crear para sorprenderse a uno mismo, sino para llamar la atención y generar un impacto en los demás. 

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