Beatriz Zamora es admirada por muchos y también cuestionada por otros tantos. Durante mucho tiempo fue el centro de duras controversias y hasta llegó a sufrir amenazas y violencia por sus obras.
El de Beatriz Zamora es uno de los casos más excepcionales del arte latinoamericano. La artista mexicana construyó una trayectoria de décadas de creación a partir del uso de un solo color, el negro. Es el fundamento a partir del cual busca concientizar al ser humano. Despertarlo de la enajenación y la alienación de la vida cotidiana. Con este objetivo llegó a generar más de 3 mil piezas.
Un punto de quiebre
Beatriz Zamora nació en Ciudad de México en 1935. Su infancia fue particular. Como era una niña aristócrata, su padre consideraba que no debía tener contacto con el pueblo, por lo que no podía ir a la escuela.
Vivía encerrada en su casa y tenía un interés llamativo por la búsqueda de la verdad. Se preguntaba por cuestiones existenciales como la vida y la muerte. Tuvo una experiencia sobrenatural en la que conectó con la materia oscura del Universo. Dice que se encontró con el vacío y con la nada absoluta, y que descubrió que allí también habita la belleza y el amor.
Este descubrimiento marcó para siempre su vida. Beatriz Zamora es conocida como “la pintora del negro”. Al uso exclusivo de este color le debe su trayectoria y su rol en el mundo del arte latinoamericano. También fue motivo de una serie de críticas y dificultades que la artista debió transitar durante mucho tiempo.
Guillermo Garat y los antecedentes de Beatriz
El mito de origen de Zamora cuenta que la artista ya sabía pintar desde el preciso momento en que comenzó a hacerlo. Sin embargo, su vida muestra un recorrido por distintos espacios de formación.
Estudió de manera particular con José Hernández Delgadillo y con José Castaño. Se formó en Historia del Arte en el Instituto de Cultura Superior de la Ciudad de México. También cursó en la Escuela de Bellas Artes de París durante su estadía francesa.
Guillermo Garat considera que Beatriz es una artista versátil en todo sentido. Por su formación académica y además por los estilos que transitó antes de trascender por su uso del negro.
El especialista aporta un dato elocuente. Zamora comenzó su carrera artística en 1961 y recién inició su serie negra hacia fines de la década del 70. Durante todo ese período, la mexicana produjo obra desde figurativa y surrealista hasta minimalista y expresionista abstracta.
La diversidad del negro
Beatriz Zamora afirma que el negro es la verdadera esencia de la vida. Que el universo se sostiene en la materia oscura y que los seres humanos poseen partículas de esta en la cabeza. La idea de la artista es que pintando cuadros completamente negros se activan sectores del cerebro y el sistema nervioso, provocando un despertar de consciencia.
Es un compromiso que asumió hace casi 50 años y que aún lleva adelante. Todas las obras creadas desde 1977 llevan el nombre “El Negro” seguido de un numeral que las ordena.
Guillermo Garat comparte que son más de 3 mil y que cada una invita a una lectura atenta y detenida. En su opinión, decir que la artista se repite es reducir su capacidad creativa y omitir la búsqueda de singularidades.
La mexicana trabaja siempre con negro pero varía en las materialidades y en las formas de expresión. Es autora de pinturas y esculturas, y emplea desde elementos tradicionales hasta materiales propios de la naturaleza como el carbón, la tierra y el barro obsidiana.
Arte y resiliencia
Zamora llega a su 90° cumpleaños como una de las artistas más representativas de México y del arte latinoamericano. Y además como un ejemplo de resiliencia, perseverancia y superación constante.
El camino le resultó bastante complejo. Debió superar serias adversidades. Por momentos la amenazaron y ejercieron violencia sobre su obra. Intentaron destruirla y debió exiliarse para preservar su integridad.
También fue objeto de ataques por parte de miembros del sistema del arte. Críticos, galeristas y coleccionistas la cuestionaron. Dudaron de sus condiciones y de su legitimidad como artista.
Museos y galerías le cerraron las puertas durante mucho tiempo. En algunos períodos pudo vivir de forma austera gracias a una serie de becas. Ella acepta sus circunstancias. Dice que sus prioridades son comprar materiales y pagar la renta. Comer es secundario.
Y comparte la clave de su éxito, de su perseverancia. Dice que todo artista necesita de una vocación firme como tal para sobreponerse a las adversidades. Y sostiene que un artista nace, no se hace.